Archivo de la categoría: Inicio

El balón «trans»

Vasili Grossman tituló a su novela Todo fluye. Hoy, hasta el género fluye. Pero hay algo que fluye más: el balón, ese esquivo objeto de deseo que todo guardameta adora tenerlo en sus manos, y que se ha convertido en el símbolo de la posmodernidad. Chapotea en el encharcado terreno del relativismo y se desliza sobre el césped de la corrección política. Carece de ideología fija. Tan pronto bota socialdemócrata, que rebota comunista, para ir a estrellarse en el larguero describiendo una filigrana conservadora y situarse en el centro del terreno de juego como si fuera liberal. Eso, si no termina en la grada del populismo.

Parafraseando a una pseudocientífica onusiana de nombre Bibiana, el esférico, sin llegar a ser humano, parece un ser vivo, que fluye inconscientemente desde el género masculino (balón, esférico, cuero), hasta el femenino (pelota, bola, vieja, al decir de Di Stefano). Desenfrenado y de vida licenciosa, el balón no se casa con nadie y con todos; lo mismo besa las mallas de un combinado, que al minuto siguiente se mece en las de otro. Su actitud no es líquida, a lo Zygmunt Bauman, sino más bien gaseosa, liviana, ligera de cascos un día, carga ligera otro, lo que demuestra a las claras que es bisexual, ¡qué digo bisexual! multisexual, polisexual, asexual, metrosexual y hasta transexual. Lo que se le antoje.

Sin aristas, sin esquinas, el balón con su tremenda y bella redondez le da a todo; a derecha y a izquierda, arriba y abajo, delante y detrás, recto y desviado. Es un grandísimo balonazo. Su loca trayectoria es un queer y no poder. Cuando resulta muy difícil meter en cintura al balón, lo mejor es despejarlo. Patadón y tentetieso. ¡Vaya con el balón! ¿Y la balona? Esa es de la Línea de la Concepción.

Libercast: https://youtube.com/shorts/VfLMWvTr-MA?si=tRegmwiAitLV0goI

13 de marzo. Santa Eufrasia (382-412)

Nacida en Constantinopla, hija de un senador llamado Antígono, Eufrasia, que significa alegría, se trasladó con su madre a Egipto al morir su padre. Allí, en un monasterio femenino de la Tebaida, la niña con siete años abrazó el estado religioso, llevando una vida santísima y con severas penitencias.

Dicen que el demonio la tentó de mil maneras, con «sueños importunos», turbaciones interiores, malquerencia de otras hermanas e incluso con ataques físicos, para tratar de dejarla lisiada. Pero Santa Eufrasia siempre vencía al Maligno con las armas de la oración, la humildad y la obediencia, pidiendo para sí los trabajos más ingratos y aceptando con la alegría que anunciaba su nombre tareas inútiles destinadas a probar su paciencia.

Ya en vida, los milagros florecieron en torno a ella como sonrisas prodigiosas de Dios.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

La zorra y las uvas

A diferencia de lo que se narra en la fábula de Esopo, en Benidorm la zorra sí ha alcanzado las uvas. Y se ha dado un auténtico Fest-ín. Sin embargo, y pese al esfuerzo de la cuadrúpeda, las uvas estaban verdes.  “Nadie le escucha”, le reprochó Valette, director del diario Mercure, a Lèautaud. Y éste respondió: “esa es la prueba de que digo la verdad”. La zorra no dijo la verdad porque las uvas sí estaban verdes. Porque verde es el color de la inmadurez. Verde es la coloración de quien se pone verde a sí misma. Verde es el tinte de la obscenidad, la más rancia, de ahí, el dicho: “viejo verde”. Aunque en el caso que nos ocupa, más bien parece vieja, porque viejas son sus mañas y degenerados sus modales.

El resultado del Fest-ín de Benidorm es la grave secuela provocada por la anemia moral que padece la sociedad. Es el síntoma de una cultura a la intemperie expuesta al vaciamiento de verdades y certezas consumidas por un voraz e incivilizado relativismo del «todo vale» que corroe las costuras de nuestra otrora civilización. Es la evidencia de un arte adocenado que ha descendido al último escalón de una subcultura que se aparea con la ideología, cuando no se alimenta del rencor originado por no se sabe qué complejos o traumas infantiles. Auténtica molicie en la que se jalea el éxito rápido, pero efímero, y se enaltece lo obsceno y vulgar.

Por ser garantía perenne ante la ausencia de cimientos, nos adherimos al pensamiento de Chesterton: “La característica más curiosa de la época es el continuo y suave colapso de una cosa tras otra, como castillos de naipes que se desmoronan al menor soplo. El colapso de todo menos de una tradición de la verdad que no es de este mundo. El espectáculo más notable es la muy rápida senilidad de las cosas muy recientes. Es la rápida, la silenciosa decadencia y decrepitud, incluso, de cosas que ayer todavía eran reconocidas como nuevas”. 

Mientras la zorra pasará, la fábula de la zorra y las uvas permanecerá. Nada nuevo bajo el sol. Sigamos.

Síguenos en Libercast, el canal de You Tube, donde libramos la batalla cultura por el rearme moral y la defensa de la libertad. https://www.youtube.com/@libercast.oficial/videos

Puigdemont atiza a la piñata de Sánchez

A Felisa le costaba horrores salir estos días a la calle. Estaba inquieta, demudada y temblorosa. Debía ir a comprar al súper, pero se echaba atrás. Otra vez aguantar las miradas desaprobatorias de sus vecinos. Otro día sufrir el desprecio de personas conocidas que se cambiaban de acera para evitar saludarla. Sinceramente, estaba harta. Agarró el móvil que estaba sobre la mesa camilla y marcó el número de su hijo.

  • ¿Qué tal mamá? ¿Qué pasa?
  • ¿Que qué pasa? Pues que el desgraciao de tu presidente me va a arruinar la vida en mi propio pueblo. Si ya se había aplacao lo de la amnistía, ahora vuelvo otra vez a estar en la picota con el despiporre que habéis montao en el Parlamento.
  • ¿Es que alguien te ha dicho algo? ¿Se han metido contigo? ¿Dime quién ha sido que lo empuro?
  • ¡Qué vas a empurar tú! Si sois incapaces de empurar a un sinvergüenza que se está riendo de vosotros y de toda España. Pero ¿dónde tenéis el orgullo? ¿dónde vuestra dignidad?
  • Bueno mamá, que ya hemos hablado de esto antes. Esto es política y la política tiene sus intereses que, a veces, la gente corriente no entiende. Y menos ahí en el pueblo, con tanto cazurro, y encima, la mayoría de VOX. Ya te lo he advertido varias veces. No hables con ellos.
  • Ya salió el VOX, hombre. Te pareces al payaso de tu presidente, siempre con el VOX y la extrema derecha en la boca. Pero si el cernícalo del Puigdemont es de extrema derecha. O es que te crees tú que es un socialista. Vamos, ese no es ni demócrata. Al tipejo ese la democracia le cabe en un bolsillo, pero de los cerilleros. Ese es tu problema, hijo, que la gente te engaña y ni te enteras.
  • Mamá como sigas así, cuelgo. Te recuerdo que eras tú la que me animabas a meterme en política y ahora que lo he conseguido, y con grandes expectativas futuras, me afeas mi situación.
  • Pero yo te animaba a que fueras un político honesto, de esos que van de frente y se visten por los pies, pero no un político paniaguao, porque eso es lo que eres tú y los demás diputaos socialistas, unos paniaguaos. Estáis ahí aguantando carros y carretas por el sueldo. No tenéis vergüenza. ¿Expectativas, dices? No tienes ninguna. Estás acabado. Igual que ese chulo de Sánchez.  No se entera de na. Cedió con la amnistía, cedió el otro día para no quedar abochornao y seguirá cediendo, porque el tocomocho le va a chupar la sangre. Hoy mismo, el muy ingenuo, sale en una entrevista en el periódico y dice que los independentistas ya no discuten sobre la independencia, sino sobre el IVA del aceite o del transporte. Ja Ja Ja. ¡Pero alma de cántaro! si la Nogueras esa, que parece la Crueladevil te dijo en tu cara que si quieres los votos debes pagar lo que debes, ¿Y que debe? ¡eh hijo! ¿Qué debe? Pues el referéndum para la independencia.
  • ¡Mama déjalo ya! Tengo que colgar. Mañana iré a verte. Si alguien te molesta, ¡llámame¡
  • A mí el que me molesta es Sánchez. Perdona que me encienda pero no puedo con él. No te preocupes por mí. Adiós hijo.

Felisa se encontró más calmada, como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Ya más decidida, se puso el abrigo y se echó a la calle. Mientras cerraba la puerta, se cruzó Marcela, la del herrero. Se saludaron. Buenos días. Buenos días.

  • ¿Qué te cuentas Marcela?
  • Pues que tengo mucha desazón Felisa, porque me empieza a dar lástima de ese pelele en que se ha convertido Sánchez en manos de Puigdemont. Pobrecito, si parece una piñata a la que los independentistas atizan un porrazo tras otro.

Hakuna

En su libro Ilustrísimos señores, escribe Albino Luciani sobre los jóvenes: «Hay dos frases famosas: Te recomiendo la primera de Lacordaire: Ten una opinión y hazla valer. La segunda es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: No tiene ideas pero las defiende con ardor”. Hay muchos jóvenes de hoy que plantean la protesta pero no formulan la propuesta. Tienen medios para vivir pero carecen de ideales por los que vivir. No es el caso de Hakuna, que propone toda una forma plena de vida. No es solo un grupo musical, es ya toda una propuesta juvenil de masas. Recientemente, lo ha demostrado reuniendo en un auditorio a quince mil personas, jóvenes, la gran mayoría de ellas.

Hakuna no existiría hoy sin la larga experiencia que les precedió en el restringido pero poderoso marco de una parroquia, bajo el iluminador magisterio de un sacerdote, con grupos poco numerosos y sin ninguna publicidad. No existiría sin el sereno juicio que fue salvando dificultades y profundizando en los misterios del alma juvenil. No existiría sin el impulso lleno de fe y entusiasmo que solo proporciona la Gracia. Junto a todo esto, el calor de la propaganda, el desarrollo progresivo del apasionamiento, el vigor en las afirmaciones y en las convicciones, que no convenciones, la alegría en la acción y en la palabra, la firmeza y la claridad en los objetivos caracterizan también a Hakuna. Mas todo estos factores, indispensables en un proyecto de emprendimiento, convertido en colosal, hubieran sido como las olas que se levantan gigantescas para de inmediato caer, y el movimiento, que hubiera enfervorizado desde el primer momento, habría acabado de decepcionar, si no fuera por el poder de la oración.

Si faltase algún visado a Hakuna para poder circular con todas las garantías de éxito, aquí está en forma tajante: Su autenticidad fraterna, perita en el apostolado cultural, que ha otorgado a sus miembros una formación que les permite librar la batalla del rearme moral a través del arte, por medio de la música, lo cual les hace acrecer y ahondar en su misión. 

“La síntesis entre cultura y fe no es sólo una exigencia de la cultura, sino también de la fe … Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida», así nos alertaba San Juan Pablo II el 16 de enero de 1982 en su  Discurso a los participantes en el Congreso nacional del Movimiento eclesial de compromiso cultural. A quienes tienen sed de autenticidad y desean fraternidad, Cristo dijo: “Todos vosotros sois hermanos” y fustigó con fuerza toda hipocresía, afirmando que la autoridad es servicio. Con su fraternal autoridad, Hakuna ocupa el escenario y llena el auditorio. Ese es su servicio.

Pregón de combate

Con pan y circo, los romanos fueron los primeros en producir en serie anestesia para la ciudadanía. Mientras el mundo avanzaba a trompicones entre guerras, pestes, hambre y muerte hubo hombres de fe que no se distrajeron ni arredraron. Con esfuerzo y perseverancia, embalsaron el saber y el conocimiento en monasterios. Siglos después, serían los manantiales de la civilización occidental. Cristiana. Son sinónimos.

A esta construcción cultural, el primer tajo se lo daría la Paz de Westfalia. Era el momento de la Reforma protestante: cuius regio, eius religio. Pero también el momento de la Contrarreforma católica. Se libró la primera batalla cultural de la Historia. Sutilmente, mediante la decoración de pórticos y paredes en templos y catedrales. Primer medio de comunicación social. España triunfa en esa batalla. El segundo corte a la concepción cristiana del mundo sería obra de la Revolución francesa. La guillotina, nunca mejor dicho, que con su siglo de las Luces, eclipsa a Dios y encumbra al hombre. Craso error. El resultado tarda en llegar, pero llega en el siglo XX: el super hombre ario y el homus sovieticus. El nuevo hombre destruye al hombre. Fascismo y comunismo, que proceden del mismo tronco: el totalitarismo. Propugna la hegemonía colectiva: el Estado, la raza o el partido. Cualquier excusa vale si anula la libertad y dignidad del hombre.

Por entonces, un comunista da una vuelta de tuerca al antiguo pan y circo. El atornillador es Gramsci. Innova en la maquinaria. No basta con entretener al hombre. Hay que penetrar en su conciencia. Lavar su cerebro con la educación que queremos, con la realidad que creamos, con la información que fabricamos. La información es poder. Aliados con la tecnología, el poder y la información son aún más poderosos. De sociedades totalitarias pasamos a una sociedad globalizada. Uniforme. De pensamiento único y de ética homogénea. Es fundar una pseudoreligión o religión al revés expulsando ¿otra vez? a Dios de la vida pública. Es el tercer tajo a la única religión defensora del hombre frente a los enemigos del hombre. Enésimo intento sin éxito.

Parafraseando a Fukuyama, los nuevos bárbaros pretenden certificar el fin de la Historia y dominar la Humanidad al dictado. En este globalismo caben todos, menos aquella tradición que emergió hace dos mil años en Judea. No toleran ni respetan al que piensa diferente. Con su corrección política cancelarán a los rebeldes. En la nueva globalidad cabe, incluso, lo malo, porque se desdibujan las diferencias entre el bien y el mal. Todas las opiniones tienen el mismo valor. Todo vale: terrorismo, salvajismo, populismo, el deseo de este o aquel…El antojo del yo.

De todo esto y algo más, nos habla el libro de Alex Rosal, “Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida”.  Es un libro de denuncia y esperanza. Denuncia todo un plan para crear, no un mundo mejor, sino un mundo igualitario, mediocre y sectario. Bajo el control de la tecnología. De esperanza, porque contiene todo un pregón de combate. ¡Despierta!

Tecnología elevada al altar

Gutmaro Gómez Bravo es profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, lleva 17 años dando clase. Este curso ha tenido que cambiar su forma de evaluar a sus alumnos porque se ha dado cuenta de que la mayoría, incluso los que se sientan en primera fila en el aula, utilizan ChatGPT (inteligencia artificial), para hacer los trabajos. Ha vuelto  al examen tradicional a pesar de que según él, es un retroceso. Así comienza su entrevista en el diario El Mundo de 11 de septiembre de 2023, página 16, por la periodista Olga R. Sanmartín.

Cuando la “rabiosa” actualidad del día viene marcada por noticias como el terremoto en Marruecos, la dimisión del presidente de la Real Federación Española de Fútbol o la exigencia de amnistía del separatismo catalán, conviene leer entre líneas para dar con informaciones del máximo interés, no tanto para «el día a día», pero sí para «el década a década». De la citada entrevista del profesor Gómez Bravo les resumo lo que ha llamado mi atención:

Que tras la pandemia y debido al exceso de clases on line, los alumnos llegan a la universidad peor preparados. “Si pones una imagen o un PowerPoint te siguen, pero, si les mandas leer, hay un vacío: desconectan. Veo que no resuelven problemas y no reconocen los bulos”.

Que la lectura y  la escritura han sido desplazadas. “A mis clases de 3º y 4º vienen estudiantes con faltas de ortografía, e incluso se cometen en las tesis doctorales. Utilizan un lenguaje coloquial y hay un uso constante de la primera persona en los trabajos”.

Que como profesor, él usa la tecnología en apoyo a la docencia, pero hay que poner un límite. “El problema es que (la tecnología), está sustituyendo la capacidad crítica de los alumnos”.

De lo descrito me inquietan dos circunstancias: A los alumnos no les resulta posible reconocer los bulos y la tecnología está sustituyendo su capacidad crítica. Un ciudadano con un perfil así está intensamente expuesto a la intemperie de la manipulación, resultando fácilmente ser sometido y controlado por el poder.

Aunque hace años no se hablaba de tecnología, sino de técnica, sin embargo, el efecto es el mismo. Por ello, les traigo dos botones de muestra

“Las dictaduras de otros tiempos precisaban de hombres de grandes cualidades, incluso en los puestos inferiores, hombres que supieran pensar y actuar por su cuenta. El sistema autoritario de los tiempos de la técnica puede prescindir de ellos; los medios de telecomunicaciones permiten mecanizar el trabajo del mando inferior. La consecuencia de todo ello es el tipo de hombre que se limita a obedecer órdenes sin cuestionarlas. Los hechos criminales de aquellos años no se debían solo a la personalidad de Hitler. La enormidad de aquellos delitos también debía atribuirse a que Hitler fue el primero en poder servirse de los medios de la técnica para multiplicarlos. Pensé en las consecuencias que podía tener en el futuro un poder ilimitado que actuara en complicidad con el de la técnica, dejándose asistir pero también dominar por ella. Nada impediría a una técnica y a una ciencia que hubieran escapado a nuestro control, consumar la obra de aniquilación del ser humano que han iniciado ya en esta guerra tan terrible. Todos los Estados del mundo corren hoy riesgo de caer bajo el terrorismo de la técnica, aunque en una dictadura ese peligro me parece ineludible. Cuanto más se tecnifique el mundo, será más necesario que, en contrapartida se fomente la libertad individual y el respeto de cada hombre a su propia dignidad” (Albert Speer, Memorias).  

“¿Y cuál es el gran peligro que nos amenaza a todos?, preguntó el magistrado. El esclavo técnico, prosiguió Traian Koruga. El esclavo técnico es el criado que nos hace cada día mil servicios de los cuales no sabríamos prescindir. Empuja nuestro auto, nos da luz, nos echa agua para lavarnos, nos da mensajes, nos cuenta historias para divertirnos en cuanto damos la vuelta al botón de la radio, traza carreteras y desplaza montañas. Los esclavos técnicos obran con leyes propias, diferentes a las de los humanos. Su influencia se hace sentir cada vez más. Con el fin de poder tenerlos a su servicio los hombres se esfuerzan en conocer e imitar sus hábitos y sus leyes. Y así, poco a poco, sin darnos si quiera cuenta renunciamos a nuestras cualidades humanas, a nuestras leyes propias. Nos deshumanizamos, adoptamos el estilo de vida de nuestros esclavos técnicos y terminamos por imitarlos. El primer síntoma de esa deshumanización es el desprecio al ser humano. Y ahí es donde comienza el drama. Los seres humanos están obligados a vivir y comportarse según leyes técnicas, extrañas a las leyes humanas. Y quienes no respetan las leyes de una máquina, llevadas a rango de leyes sociales, son verdaderamente castigados. Es acaso la época más sombría de toda la historia de la Humanidad. Jamás ha estado tan bajo el nivel del hombre. Desde el momento en que el hombre ha sido reducido a la sola dimensión de valor técnico social puede sucederle cualquier cosa. Pueden detenerle y enviarle a hacer trabajos para un plan quinquenal, para la mejora de la raza u otros fines necesarios a la sociedad técnica sin ningún miramiento para su persona. Sin la complicidad de un hombre, los esclavos técnicos no pueden atacar a los seres humanos. Teniendo como cómplice a un ciudadano, que no es un ser humano, los esclavos técnicos se convierten automáticamente en monstruos del Apocalipsis. ¿Qué entiendes por ciudadano? Ciudadano es el ser humano que no vive la dimensión social de la vida. Posee la crueldad del hombre y del animal y la fría indiferencia de la máquina. Los rusos han logrado crear el tipo más perfecto de toda la especie: el comisario” (Gheorghiu C. Virgil, La hora 25).

Ojala no perdamos el sentido crítico ante esta vida tan tecnológica y una tecnología tan enaltecida.

Establos de fútbol

En su libro Escuela para todos. Educación y modernidad en la España del Siglo XX, Antonio Viñao escribe: “Nuestra enseñanza está montada sobre dos valores: la indolencia y la impunidad. Si los alumnos trabajan y se esfuerzan, bien; si no lo hacen, también. Si su comportamiento es respetuoso y civilizado, estupendo; si son violentos, maleducados e irrespetuosos, qué se le va a hacer”.

“La educación es un tema crucial para todas las generaciones, ya que de ella depende, tanto el sano desarrollo de cada persona, como el futuro de toda la sociedad. Por esta razón, representa una tarea de primer orden en estos tiempos difíciles y delicados. La educación necesita de lugares. El primero es la familia. En la familia, la persona se abre al mundo y a la vida, y la apertura a la vida es signo de la apertura al futuro. El segundo son las instituciones educativas, las primeras instancias que colaboran con la familia; y para desempeñar esa tarea adecuadamente sus objetivos han de coincidir con los de la realidad familiar”. Quien así se expresa es el Papa Benedicto XVI.

Sostiene Fernando Savater que “España es uno de los países más habitables de Europa, sólo nos falta educación cívica, lo que nos ha llevado a la corrupción”. Yo añadiría: y al acoso escolar o laboral, y a la violencia machista, y a la okupación de viviendas, y al ultraje a los símbolos de la nación, y a la injuria vía Twiter y, por supuesto, al insulto en los terrenos de juego, que en muchos casos presupone un comportamiento racista. Son claros ejemplos de faltas de educación que nos retrotraen a estadios asilvestrados. ¿Hay algo peor que un político cargado de ideología y sin educación? Sí, un aficionado cargado de fanatismo y sin educación.

Asistir hoy a un campo de fútbol y presenciar un partido da para doctorarse cum laude en una escuela de salvajismo. La situación se agrava cuando a los cafres no se les impone una severa lección de autoridad que detenga la humillante catarata de gritos o gestos malsonantes y ofensivos con que se retratan partido tras partido. Y las bestias campan a sus anchas con total impunidad. Porque de esta sociedad hemos expulsado a la autoridad: en la familia, en la escuela, en las calles…y por supuesto, en los estadios de fútbol. La autoridad ha ido achicándose, encerrándose en su área, a la defensiva y renunciando a su noble ejercicio bien por complejo (autoridad no es autoritarismo), por un malentendido espíritu de apaciguamiento (no queriendo molestar a la fiera, hemos sido devorados por ella), o por impotencia (¡qué se la va a hacer! como dice Viñao en su citada obra). Y cuando nos disponemos a actuar con contundencia, además de cometer torpemente una cadena de despropósitos, lo hacemos con retraso. Hemos tardado tanto en cargar la escopeta, que la perdiz ya está fuera de tiro. Los bárbaros terminan ganando y los civilizados perdiendo.

Pero en ocasiones, surge un héroe civilizado entre mil, no, diez mil que planta pie en pared y dice: “Por ahí no paso”. Como hizo Guus Hiddink, una tarde de 1992 siendo entrenador del Valencia, en el campo de Mestalla. En los prolegómenos de un partido entre su equipo y el Albacete, al observar que unos aficionados de una peña albaceteña portaban una bandera con la cruz gamada nazi, ordenó rápidamente su retirada advirtiendo que su equipo no disputaría el encuentro con aquél escalofriante símbolo en los graderíos. Ojala hubieran surgido tiempo atrás muchos Hiddink para acabar con la barbarie de tanto odio y fanatismo acumulados en los gradas de los estadios de fútbol, convertidas en cuadras con abundancia de coces más que de voces. Hoy habría más gente educada en el fútbol. Más héroes civilizados como Hiddink.

El que fuera portero del Athletic de Bilbao y de la Selección española, José Angel Iríbar, nos legó esta instructiva y enriquecedora reflexión: “La educación es la única riqueza que no le pueden quitar a un hombre”. Hay magníficos futbolistas que juegan magistralmente, corren como la pólvora y driblan con exquisita destreza al rival, resultando muy difícil quitarles el balón. Que cuando lo pierdan, al menos, retengan la educación.

Fuente gráfica: Diario Veinte minutos.

El triunfo de la voluntrans

El antojo del yo, previamente adoctrinado, encumbrado, endiosado acarrea consecuencias irreparables.

La hija de quince años del carpintero comunista Lange volvió del campo de trabajo ganada para el nacionalsocialismo y enajenada de sus padres. La jefa reunió al grupo de niñas en el andén y les soltó un conminatorio discurso de despedida: “Sois personas autónomas, obrad conforme a lo que os he dicho, no os dejéis inducir a error por vuestros padres”. Cuando la señora Lange quiso apelar a la conciencia de su hija, recibió esta respuesta: “Estás ofendiendo a mi jefa”. Yo me imagino ese caso multiplicado por cientos de miles y me quedo deprimidísimo»

No veo ya mucho a mis hijos, están siempre en su organización; además, tengo que ser prudente cuando hablo delante de ellos; han sembrado la desconfianza en las familias. Ese colectivismo: la escuela primaria, el servicio militar obligatorio, los clubes deportivos, las asociaciones estudiantiles, pero existía la posibilidad de contrarrestarlo en la vida privada, individual y familiar.

¿Son los nazis maestros en el manejo de la opinión pública? Ellos especulan claramente con el primitivismo y la estupidez de la masa. Tratan de hacer extensiva esa estupidez también a la nueva generación de las clases más altas deformando el intelecto y estrangulando toda formación escolar y universitaria y logran entremezclar verdades con mentiras. ¿Cuánto tiempo llevará el alejar de esas mentes infantiles la basura nacional socialista?

(Quiero dar testimonio hasta el final. Diarios de Victor Kemplerer. Tomo I. 1933-1941)

Todos los regímenes totalitarios han coincidido en la pretensión de controlar la educación de niños y jóvenes. Quien controla a la infancia y a la juventud domina el futuro. Su obstáculo ha sido siempre la familia. Sobre familias estables puede alzarse una sociedad robusta. Donde la familia permanece sana, la sociedad puede reconstruirse a pesar de haber sufrido quebrantos, ya que los cimientos están firmes. Allí donde la familia se disuelve, la sociedad, sea cual fuere su aparente solidez, está amenazada de próxima ruina. Hay en marcha un calculado proceso de desintegración de la familia asentada en los postulados del respeto a la dignidad y a la libertad de la persona, como criatura de Dios.

.

Educación y ejemplo

Lo cotidiano no cesa de movernos a la perplejidad aunque sea en espacios tan poco relevantes para la existencia humana como el apasionado mundo del fútbol. Reconocía un entrenador de las categorías inferiores de un laureadísimo equipo de primera división que hoy su función no consiste solo en enseñar a jugar al balón, sino también a ejercer una tutela a mitad de camino entre la paternidad y el magisterio. Explicaba que actualmente son muchos los chicos que, en lugar de motivarse y centrarse con el enorme sacrificio y la dedicación constante necesarios para alcanzar su sueño, suelen, en cambio, estar más fascinados con firmar algún día el gran contrato profesional de sus vidas. Y ya desde chavalines tratan de imitar a las estrellas del balompié imaginando ser propietarios de flamantes automóviles deportivos o reproduciendo en sus propias carnes un variadísimo sinfín de tatuajes. Lo triste, se lamentaba el entrenador, es que al advertir a los padres de esa desafortunada tendencia a la emulación por parte de los hijos, aquellos respondían enérgicamente: Tú dedícate a entrenar, haz de mi hijo un perfecto futbolista y olvídate de lo demás.  

El déficit de enseñanza y educación que padecen actualmente la escuela y la familia se ve agravado, en ocasiones fatalmente, con pésimos ejemplos que abundan en la sociedad. Los referentes sociales en ámbitos como el deporte o la música pop ejercen una enorme influencia sobre la infancia y la adolescencia condicionando sus actitudes y preferencias. Recientemente, al obtener uno de los más prestigiosos galardones del universo futbolístico, un magnífico jugador ha manifestado con sorprendente inmodestia: “no veo a nadie mejor que yo. No hay un jugador más completo que yo. Soy el mejor jugador de la historia, tanto en los buenos como en los malos momentos”.  Palabras que en boca de un comentarista del fútbol hubieran sonado acertadísimas y merecidísimas pues el homenajeado practica dicho deporte de forma sobresaliente. Pero la acumulación de dosis excesivas de vanidad, jactancia y engreimiento en un magnífico futbolista siempre resultará letal en la cabeza y el corazón de un niño. Y es que la ley de la gravedad afecta también a los astros del esférico. Está escrito en El Quijote: Llaneza muchacho, no te encumbres.