Como ovejas entre lobos

Atrás quedaron días de fervor y lágrimas, de multitudes en la calle orando ante la cruz. Por momentos, los católicos dejamos de ser antiguallas y nos convertimos en una especie de moda. Salimos de nuestros refugios y entramos en las escuelas, en el trabajo, iluminamos los hogares y alumbramos la vida pública como contrafuertes de esperanza. El mensaje de Cristo circuló fluidamente por las calles. Como dijera, Lord Baldwin, primer ministro inglés, “la religión no es cuestión solamente de los cristianos reunidos en las iglesias, sino de tener cristianos en la diplomacia, en la política, en la economía, en la educación y hasta en los deportes”. Cristianos permanentemente en las calles.

El Papado hace afición, dirán los reduccionistas metafóricos. Los mismos que se frotaron las manos al irse el titán polaco; gran alivio, decían, ya tocan a progresista las campanas de San Pedro. ¡Qué desastre¡ nos arrean con un gigante alemán. ¡No hay quien cambie esto¡ Lo grave es que, además de católico, es intelectual. Se nos acabó el cuento, estamos perdidos. No puede ser intelectual y católico. Eso es una contradicción. O una cosa o la otra, pero no las dos. Es que, amigo, ese era el cuento. Pero ya se lo saben. La fe y la razón no se repelen, sino que van como anillo al dedo. Lo ha dicho él; lo ha dicho y lo tiene escrito, que es peor. Rápido, hay que poner a buen recaudo los tópicos y clichés. Buscaré al guardián de nuestra ortodoxia. No te hagas ilusiones, con el de Cracovia, mal que bien, sobrevivíamos. Este nos hará papilla. O es que no te acuerdas antes del Cónclave, ¡qué felices nos las prometíamos¡ y ¡zas¡ nos delató con tantos ismos.

¿Qué va a ser de la posmodernidad y del progresismo? Si los teníamos arrinconados en las sacristías y en silencio; ¿en qué nos hemos equivocado? En el calculo, amigo mío, en el cálculo. Pensamos que solo servía como mastín de ganado, de ganado en despojo y añejo, y ahora es pastor universal de una Iglesia viva y joven. ¿Tú crees que vendrá a por los lobos? No te preocupes, seguro que ideo alguna estrategia. No se te ocurrirá llamar a nuestros teólogos. No, incurrir en más errores, no. Algo mejor, nos convertiremos en ovejas, igual que ellos, pero para ser lobos con piel de cordero. Como tantas veces, como siempre.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario La Razón el 25 de mayo de 2005.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *