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Elecciones y selecciones

España exporta futbolistas pero no políticos. Sean cual sean los equipos finalistas, habrá jugadores españoles en las finales europeas. Por el sabio de Hortaleza, somos potencia balompédica. Carecemos, en cambio, de envergadura política. Sin sabios y sin savia nueva. “España no ha tenido nunca talento político” (José Antonio Marina). “Una mala educación lleva a una mala democracia, que es en la que vivimos” (César Antonio Molina). Dos leyendas del Atleti, Marina y Molina, siempre vistieron zamarras nacionales a pesar de aquella moda de jugar en el Calcio. En Italia, ser político y ser italiano es ser dos veces político. Por la sagacidad y la sutileza del gobernante italiano. Allí, decir “político italiano” es redundancia. Aquí, “político español” empieza a ser contradicción. Pero en Italia cuando un político se frota satisfecho las manos, se cae. No hay tiempo para regodearse.

Llevamos más de un siglo ayunos de políticas de altura y empachados de autocomplacencia. Intentos de Silvela, Maura, Moret y Canalejas, asesinato de éste, disolución de los partidos gobernantes, gobiernos de concentración estériles, asesinato de Dato, quiebra del régimen monárquico con la dictadura de Primo de Rivera, luego una república, que viola su propia legalidad y nos lleva a la guerra civil y al régimen de Franco. Solo en la Transición logramos mantenernos por encima del oleaje de la mediocridad. Ahora, nuestros políticos con su visión corta y de horizontes partidistas han sucumbido incapaces de gobernarnos y gobernarse a sí mismos. Elecciones como callejón con salida a otro que quizás no la tenga. Nuestra democracia es de bolsillo. La de Joaquín Costa era de calzón corto. Con la pérdida del Imperio, el fútbol español, de calzón largo, sobresale con poderío en la olimpiada de Amberes. Es la furia española ¡A mí Sabino que les arrollo! ¡A mí Garzón, que arrollamos al PSOE! se desgañita Iglesias, que quiere también llevarse por delante al periodismo libre. Incluido el reporterismo gráfico a pie de campo, más expuesto al balonazo de Gramsci. Quien se lleva un puntapié es Sánchez. Con dificultades para conformar su selección. Algunas figuras renuncian a integrar la lista. El mismo puede quedarse fuera del equipo. Como España, con aquella maldición con los cuartos (de final, no de fin de año), Sánchez puede otra vez quedarse cuarto en Madrid y ser cuarto en la liga nacional. La extrema izquierda daría la campanada. Sería el fin de la selección de Ferraz, hecha unos zorros, como el combinado de Malta cuando el 12 a 1 en Sevilla. ¡Cómo aplaudiría Díaz desde San Telmo! La selección española podría confeccionarse a partir de dos equipos con sistemas de juego parecidos. Fútbol de centrocampismo puro, sin abusar de extremos y colgando balones al área. Con nadar y guardar la ropa sería suficiente. Salvo que el juez decrete penalti y expulsión. Pero para competir, la furia no basta. Nos sigue faltando ambición nacional.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial del 1 de mayo de 2016. https://www.elimparcial.es/noticia/164412/opinion/elecciones-y-selecciones.html