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De gallos y batallas culturales

El primer caso de corrección política lo protagonizó Simón Pedro negando tres veces antes de cantar el gallo ser discípulo de un Maestro de Galilea condenado a la crucifixión. Hoy, nada nuevo bajo el sol: Los cristianos continuamos expuestos a la presión de esa manufactura de fabricación totalitaria. Los osados que optan por la incorrección resultan cancelados. La mayoría de los creyentes prefiere, por complejo o cobardía, negar como el apóstol o permanecer en la indiferencia. Salvo ese episodio negacionista, nunca el cristianismo ha callado. El deber es recordar su mensaje allí donde es olvidado o desconocido. La fe es despertador y no adormidera.

Aunque más actual que el periódico de la mañana, el Evangelio no goza hoy de buena prensa. El eclipse de Dios anula también a la grey católica en un mundo anegado por el nihilismo, desinteresado por el qué y el cómo. Somos ciudadanos y, simultáneamente, creyentes y no debemos dislocar una condición de la otra. Al contrario, asumiendo la coherencia entre ambas, nuestra aportación resulta valiosa en sociedades actuales, desfondadas por la desesperanza y la soledad, y subyugadas por el abuso tecnológico, en las que el hombre se apresura a proclamar sus deseos como si fueran derechos, sus antojos como si fueran normas. Debemos practicar nuestra viva voluntad de esclarecer bien las cosas, dando a cada una el lugar que le corresponda, tanto en la vida como en el pensamiento. De establecer un sistema de principios y convicciones, una propuesta de paz y caridad a fin de enfocar la convivencia y argumentar en consecuencia. Debemos, sí, librar un combate sobre ideas, una batalla cultural, sin olvidar que hay entablada otra pugna entre el Bien y el Mal, entre la verdad y la mentira.

Como gran capitán de la lucha espiritual, Fray Luis de Granada propone una provechosa regla militar para las contiendas de la inteligencia: “No basta alegar todas las razones que hay para justificar una causa si no se deshacen las de la parte contraria”. No rechazar ambigüedades es claudicación. A la vez que se desmontan los grilletes de la mentira, se va liberando la verdad. Extinguiendo la tiranía, nace la libertad. Es el de la verdad y la libertad los verdaderos problemas presentes. Y no se resuelven tergiversando la realidad con posverdad o saltándose a la torera ley y orden, sino que la solución se halla en el interior del hombre. En toda actividad humana falta la fuerza interior, la espiritual. Para nosotros, lo ausente es Dios, fuente de verdad y libertad. Lo dijo León Bloy: “la inefable libertad del hombre no es más que el respeto que Dios nos tiene”.

Durante siglos el catolicismo emprendió grandes batallas espirituales y culturales. Aún resuenan los fragores de disputas teológicas decisivas en la definición de la doctrina frente a las heterodoxias. El siglo IX presencia cómo la Iglesia pierde casi todo el Oriente con tal de salvar la pureza del dogma. El siglo XVI es testigo de una nueva cruzada en Trento, que derivaría en otra patente liza cultural alumbrando el barroco para certificar el triunfo, no sólo sobre la Reforma protestante, también sobre la sobriedad calvinista en el arte. Choque cultural el que acomete la Iglesia católica contra la Ilustración y su razón divinizada, al objeto de restaurar conciencia y cultura cristianas ante los estragos provocados por un enaltecido utilitarismo y por un desalmado paganismo. Espoleados por el Movimiento de Oxford, los católicos ingleses se enfrentan también culturalmente al anglicanismo británico de exacerbado componente nacionalista (¨Ser británico es ser anglicano”). Asimismo, los católicos franceses del Movimiento Esprit contendieron intelectualmente contra aquel desorden establecido paralelo a la crisis de la civilización contemporánea comprometiendo valores espirituales. Por entonces, Günter Gründel en su obra La misión de la joven generación maneja conceptos espirituales: “La rebelión de la vida frente a la tiranía de la materia; la caída de Lucifer: he aquí el sentido de nuestro siglo”. No menos espiritual es la lucha protagonizada por la Iglesia católica contra el paganismo nazi. Finalmente, el púlpito fue también el coso donde se batió la jerarquía católica de más allá del Telón de Acero contra el ateísmo de la hoz y el martillo.

Sí, los católicos somos combatientes en dar la batalla espiritual y, por ende, la cultural. Con ese saber penetrante y claro sobre las cosas del mundo que poseen sólo los que viven fuera de él. No es experiencia, sino vaticinio. Acaso santidad. Pero en ocasiones no comparecimos en el palenque. Ante los desgarros del Mayo francés del 68, serán intelectuales no creyentes de mirada limpia quienes bajaron a la arena. ¿Nos da miedo Gramsci? Toca de nuevo bregar. Los JJOO de París demuestran que la incomparecencia ya no es opción. Andrè Gide sostenía que “la cultura trabaja por la emancipación del espíritu y no para su servidumbre”. La fe no sólo debe propagarse. Exige, además, no esconderse. No neguemos como Pedro antes de cantar el gallo. Esa es nuestra batalla. Si combatiéramos en ella, otro gallo cantaría.   

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario La Razón el 26 de agosto de 2024. https://www.larazon.es/opinion/gallos-batallas-culturales_2024082666cbb15f797ae100017077ae.html

Partido de Estado

La única virtud de Sánchez es haber puesto de actualidad las dos clases de ceguera que, según el emperador romano Septimio Severo, se combinan fácilmente, “la de aquellos que no ven lo que es y la de aquellos que ven lo que no es”. Cuando en 1948, el Daily Telegraph supo de la publicación en braille por una editorial de la URSS de El Capital, de Marx, tituló la noticia con su persistente humor británico: “Un ciego para guiar a otros ciegos”. El editorialista ya pensó en Sánchez.

Tras el telón del progresismo muchos han sido incapaces de ver los mayores estropicios materiales e intelectuales que se han cometido y se siguen cometiendo. Bajo la bandera progresista se justifican los regímenes iliberales de China, Rusia, Irán, Corea del Norte y los populismos revolucionarios abigarrados en torno al Foro Sao Paulo. También el progresismo siente una estremecedora fascinación por el Islam, incluso la vertiente violenta, a la que trata condescendientemente. Además, ampara como manifestaciones más flagrantes de sus postulados el pensamiento débil, la corrección política, la ideología de género, el borrado de la memoria histórica, la acción del hombre sobre la naturaleza como causa del cambio climático… Y en España, los progresistas domésticos abogan por la fragmentación de la nación (“es que el español roba”), y por el combate contra la Iglesia católica (“son carcas”).

El drama del socialismo es que siempre postuló que la colectividad produce prosperidad. Y la historia ha demostrado que un individuo puede prosperar por sí mismo. Y eso es letal para el socialismo y su farsa progresista. Por eso, el mantenimiento de las mayorías absolutas del PSOE en España no tuvo tanto mérito como parece. No fue fruto de una credibilidad y confianza electoral, sino de un voto colectivo cautivo, comprado y manipulado por la monitorización televisiva. Por medio del Instituto de la Mujer se controlaba el voto femenino. El Instituto de la Juventud permitía llegar a los cinco millones de jóvenes con derecho a voto en los finales de los ochenta y principios de los noventa. El INSERSO compraba las voluntades de los seis millones de pensionistas de la época. Las Administraciones públicas con su legión de funcionarios, fueron un agradecido apoyo al PSOE. El PER andaluz cerraba el círculo. Así, el humanitarismo fue la gran coartada del nihilismo del Estado socialdemócrata del bienestar. Ya se advirtió antes de la IIGM que el socialismo real y el fascismo serían la cizaña en los trigales de la Europa del siglo XX.

Lo que ocurre hoy en España es que sigue latente una guerra civil en los campos de batalla ideológico y cultural. Un bando con españoles anclados en el pasado (los progresistas), que gritan contra el franquismo y la extrema derecha. Otro bando de españoles con la mirada en el futuro; unos padecen el complejo de víctimas; otros ansían libertad y prosperidad. Muchos desean que un Partido de Estado les convoque para hacer algo grande por su país. No que su país lo haga por ellos.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 18 de junio de 2023. https://www.elimparcial.es/noticia/255720/opinion/partido-de-estado.html

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El verificador

En los momentos presentes una preocupación común se adueña de las mentes más preclaras y de los corazones de muchos españoles. Resulta de cándidos pedir que en Ginebra haya luz y taquígrafos cuando se reúnen un delincuente y su cómplice, al abrigo de una alcahueta de guerrilleros, que, aunque diplomático, desconoce que en España no hay guerrilla desde los tiempos del maquis.

Mejor que verifique que la ETA y los CDR son terroristas, no guerrilleros. Los maquis nunca mataban por la espalda, según un general de la Guardia Civil que combatió a aquellos guerrilleros, los cuales luchaban por un pedazo de pan y algo de ropa más que por defender la II República. Menudo cuento el de aquella República. Izquierda y derecha conspiraban contra ella día tras día. Nadie la quería, salvo Marañón, Ortega y Madariaga. Y el marxismo se la llevó de calle convirtiéndola en un apéndice de los soviets. Aunque ignorante, el maquis no era tonto. Hoy en la izquierda española hay de todo: tontos (Page y Vara), ignorantes (Urtasun), malvados (Sánchez), paranoicos (Yolanda), en excedencia (la pareja IglesiasMontero) y honrados (aquellos que se avergüenzan de Sánchez).

El secretismo ginebrino impide conocer qué es lo que Galindo ha de verificar. Pero conociendo a los verificados, ambos desesperados al pender sobre ellos todo el peso de la ley, que tenga cuidado el verificador porque, probablemente, no cumplirán lo acordado. En eso Sánchez, es perito. Puigdemont, un ser más vacilante, que declaró y anuló la independencia en un santiamén. Lo que allí se acuerde nunca podrá llevarse a cabo, ya por caso fortuito, ya por fuerza mayor. Los españoles siempre se han resistido a ser vendidos mediante pactos en el extranjero. Dentro de nuestras fronteras, podría pasar, pero que la imposición venga del extranjero y, además, auspiciada por un salvadoreño, que más que salvador, será hacedor del posible hundimiento de España, no logrará imponer la mansedumbre del rebaño.

Sánchez está recorriendo el camino clásico del demagogo que evoluciona hasta las posiciones del gobernante autoritario, rayanas con la delincuencia. Su ramalazo de autoritarismo se palpa en sus deseos de controlar las instituciones: el Congreso de Armengol, la Fiscalía de Ortiz, el Tribunal Constitucional de Pumpido, el Consejo de Estado, aunque ya sin Valerio, la RTVE, la SER, la Sexta, el INE, Indra, la CNMV la CNMC, el Senado, contra el que ha levantado un muro como el de Berlín, y aun persigue el control del Banco de España, del resto de la prensa, de la Federación Española de Fútbol, de la Liga… Y, a través del centralismo fiscal, pretende manejar el sistema de financiación autonómica, o sea, a Ayuso, aunque conociendo a la madrileña le resultará imposible.

Ante el desplome de las instituciones, a la ciudadanía solo le cabe la opción de una señera tarea de reconstrucción del Estado de Derecho, dinamizada por la libertad y la concordia, que siempre ha sido, es y será el motor de la historia. Porque tras Sánchez, ni las instituciones quedarán en pie.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 3 de diciembre de 2023. https://www.elimparcial.es/noticia/262347/opinion/el-verificador.html

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El voto sutil

“No es importante a qué partido se vota, es más importante a qué partido no se vota”. Palabras pronunciadas en 1946 durante un mitin universitario por Ernst Benda, estudiante en la Universidad Humboldt de Berlín Este y presidente de la Asociación de Estudiantes del Partido Cristiano Demócrata. Este Partido, la CDU, estaba dividido entre una facción prooccidental y antisoviética, dirigida por Konrad Adenauer en el Oeste, y otro grupo liderado por Jakob Kaiser en el Este, cuyos miembros creían que todavía era posible alcanzar un acuerdo entre ambas zonas y evitar así la división de Alemania. Todo el mundo entendió lo que Benda quiso decir con sus palabras: O se estaba a favor o en contra de los comunistas. Si estabas en contra, daba igual lo que fueras.

Antes de finalizar la II Guerra Mundial, Stalin advertía a su camarada búlgaro Dimitrov, padre de los frentepopulares, que la alianza entre nosotros y la facción democrática de los capitalistas solo funciona mientras sirva para evitar el dominio de Hitler, pero en el futuro nos enfrentaremos también a esa facción de capitalistas. En efecto, luego vendría el axioma estalinista, que lamentablemente aún perdura entre ese sanchismo alérgico a la democracia: “Quienes no están con nosotros están contra nosotros y son fascistas”. Se ve que Gabilondo es un liberal. Tras la alianza entre la socialdemocracia y el comunismo, editorializaba el Neues Deutschland, periódico del Partido Comunista de la Alemania del Este: “No es un sistema monopartidista, sino la consolidación de un frente antifascista unido. Junto a este partido no habrá sitio para ningún grupo escindido”. En su diario, la periodista alemana Ruth Andreas-Friedrich escribió: “No es un sistema monopartidista, pero tampoco hay sitio para ningún otro partido”. Pura dictadura, pues.

Por entonces, los Partidos comunistas, muy reducidos en los Estados orientales de Europa, fueron ganando un poder muy superior a lo que representaban, procurando hacerse con un control totalitario en todas partes. En Bulgaria, tras la victoria de la coalición de izquierdas, los comunistas disolvieron los partidos no comunistas de la coalición y asesinaron al único oponente real: Nikola Petkov, después de que Stalin dijera a Dimitrov: “las elecciones han terminado en Bulgaria y su oposición puede irse al diablo” . En los países ocupados por el Ejército Rojo, la definición de fascista se fue ampliando hasta incluir a cualquiera que no fuera de la cuerda de los ocupantes soviéticos. Cada vez que la palabra expandía su significado se llevaban a cabo detenciones.

No sin razón pronunció Churchill su famoso discurso en Fulton, el 5 de marzo de 1946: “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero”. Los bolcheviques desarrollaron una peculiar teoría de la sociedad civil consistente en desconfiar absolutamente de la sociedad civil. En una sociedad socialista la esfera pública debía ser unitaria y unívoca. Desestimaban la noción burguesa de discusión abierta y detestaban las asociaciones independientes de cualquier clase a las que se referían como divisiones “separatistas” o “sistemas de casta” (les suena, ¿verdad?), dentro de la sociedad . No podía existir una organización apolítica. Todo era político. Y si no era abiertamente político, entonces era político en secreto. El que fuera presidente de la Alemania del Este, Walter Ulbricht, siempre decía: “Tiene que parecer democrático, pero todo debe quedar bajo nuestro control”.

El voto útil no es el voto al mal menor, sino al mayor bien posible. Votar sutilmente es votar con inteligencia. Comunismo o Libertad.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 28 de marzo de 2021. https://www.elimparcial.es/noticia/223631/el-voto-sutil.html

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Una banda

Salvo para un diputado por Teruel, al que Moncloa le ha birlado la sede de la Agencia Espacial, Sánchez legisla en favor de minorías: presos etarras, presos violadores, presos golpistas, presos corruptos, sujetos/as trans, animalistas, guerracivilistas del bando rojo… Está tan descentrado en satisfacer a grupos de menor cuantía que se olvida de las cuentas del mayor, del interés general. Incapaz de torear el mihura de la economía, ha abandonado a los empresarios, a los bancos, a los autónomos, a los trabajadores… motores de una nación. Ha esquilmado el sistema educativo, factor de cohesión nacional y ascensión social, y se le echa encima la demografía, sin espolear la natalidad, la gran lacra que acosa a España, por encima del paro y la inflación.

Con sujetos extravagantes y egoístas Sánchez permanece en la intriga con el fin de derribar el régimen del 78, la monarquía parlamentaria, el Estado de Derecho, la convivencia democrática y la concordia nacional. Le trae al pairo que la ciudadanía apueste por la tranquilidad social y, si puede ser, por la prosperidad económica. Junto con sus socios, él se pierde y pierde el tiempo en veleidades que nunca van contribuir a arreglar España, sino a destruirla. Se ha erigido en jefe de una banda que para cometer fechorías convoca a los suyos: al fiscal del Tribunal Constitucional, a los presidentes del Congreso y del Senado, a sus esbirros del partido, a sus vasallos de la prensa…

Anoche su majestad, el Rey de España advirtió que la división entre los españoles es lo peor que puede ocurrirnos como nación. El PSOE lleva una década azuzando esa división. Y la historia, dolorosa lección, nos enseña siglo tras siglo lo que Felipe VI ha confirmado. No avanzamos por separado, sino en unión. Dijo Emilio Castelar: “España ha cansado a la historia”. Y si tiramos de historia nos encontramos con lecciones: “Cuando en un pueblo se cierran las puertas de la justicia, se abren las de la revolución. Yo no sé adónde vamos; pero sí sé que doquiera que vayamos, perderemos nuestro camino” (Sagasta, 1874). Se diría para terminar, que «aunque los españoles tienen ingenio, capacidad y medios suficientes para restaurar su país, no lograrán hacerlo; y aunque enteramente capaces de salvar su Estado, no lo salvarán, porque les falta voluntad de hacerlo” (Sebastiano Foscarini, embajador de Venecia en Madrid, 1682-1686).

Como ocurre entre las bandas de mafiosos, Sánchez sigue empeñado en que en España haya vencedores y vencidos.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 25 de diciembre de 2022 https://www.elimparcial.es/noticia/247523/opinion/una-banda.html

Inteligencia artificial o el desertar de lo humano

Durante su encarcelamiento en Milán por el fascismo, Antonio Gramsci observaba con pesar cómo sus compañeros de prisión, incluidos los presos políticos, cuando se les permitía la lectura de la prensa, la mayoría prefería leer La Gazzeta dello Sport Il Sole, un periódico generalista que informaba con objetividad de la situación política. El líder del Partido Comunista italiano, no alcanzó siquiera a imaginar cómo un siglo más tarde, el entretenimiento sería empleado por los gobiernos de las modernas democracias occidentales como el método más efectivo de distraer a los ciudadanos, reeditando así la vieja fórmula de panem et circenses de práctica habitual en la antigua Roma.

Hoy el circo son las redes sociales. Millones de ciudadanos dedican diariamente gran parte de su tiempo a entretenerse y distraerse a través de las pantallas de un dispositivo electrónico. Centran su atención en anodinos e insustanciales contenidos digitales que producen un efecto anestesiante convirtiendo al usuario en un sujeto indiferente sin capacidad de reacción. Jamás el poder ha logrado lo que las pantallas, el dominio absoluto de una sociedad narcotizada por la tecnología, sin necesidad de ejercer violencia o infundir terror. Los poderosos se frotan las manos. La mejor manera de dominar a la gente es tenerla entretenida y que su atención no se focalice en determinados cuestiones.

En su obra Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida, el escritor y editor Alex Rosal alerta de esta dictadura de la atención en la que estamos inmersos. A lo largo de sus páginas recoge ciento treinta y cinco argumentos para ese combate cultural. Hay verdaderas perlas a modo de frases de algunos de esos bárbaros: “El primer principio del control mental es la distracción” (Steve Jacobson); “la gente llegará a amar la opresión a la que se somete y adorar las tecnologías que la incapacitan para pensar” (Neil Postman); “Tendrán la sensación de que piensan y serán felices” (Ray Bradbury)…

El panorama entre la infancia y la adolescencia es desolador. El excesivo uso de las pantallas tiene efectos perniciosos en el ámbito escolar. Los Informes PISA ya constatan que la capacidad de atención de los alumnos está disminuyendo. El tiempo dedicado al móvil o a la tablet está deteriorando cualidades humanas como la imaginación, la creatividad, la inventiva, la escritura o la lectura. El ser humano empieza a abdicar del ejercicio de sus talentos, lo que supone una fatídica deserción de su puesto en el mundo.

El escenario se torna más inquietante aún con los avances de la Inteligencia Artificial. Al entretenimiento y la desatención que causan las pantallas, se suman los riesgos derivados de una herramienta tecnológica que podría facilitar la vigilancia y control de los ciudadanos y también la manipulación de sus pensamientos, emociones y comportamientos. La Unión Europea acaba de redactar la primera ley en el mundo que regulará la Inteligencia Artificial prohibiendo los abusos de ésta, pero no su empleo. Cierto es que los adelantos tecnológicos y científicos, bien empleados, producen siempre un bien. Pero estemos alerta ante el endiosamiento de la tecnología. El hombre es el único ser de la creación para el cual está abierta la vía del progreso. El cerebro humano no puede emparentarse ni aún con la más perfecta de las máquinas y cuyas leyes no dependen de la tecnología.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 10 de diciembre de 2023. https://www.elimparcial.es/noticia/262638/opinion/inteligencia-artificial-o-desertar-de-lo-humano.html

¿Por qué los falsos profetas del apocalipsis tienen interés en atemorizarte?

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Despistados y aislados

En los tiempos que corren, la puntualidad no suele ser el punto fuerte de muchos espíritus. Lo de llegar a destiempo por demora suele ser consecuencia de querer pero no poder, siendo en este caso el socorrido tráfico urbano el paradigma del obstáculo; o de poder pero no querer, como ocurre cuando el que ha de llegar traza un interesado plan estratégico contra el que espera y se desespera. Sin embargo, hay retrasos que nada tienen que ver con la voluntad sino con el conocimiento. Y ahí es donde desempeña su impertinente tarea el despiste. La memoria, con el olvido de por medio, nos juega a veces malas pasadas. Y uno no es que llegue tarde a la cita, queriendo o sin querer, es que se ha olvidado de ella.

El hombre de la hora presente se ha olvidado de una cita importante. De tanto exaltarse a sí mismo a costa de Dios, ha quitado a Dios de su puesto, pero con ello él también ha perdido el suyo. Sabiéndolo todo, pero no comprendiendo nada, se siente angustiado por esa espantosa soledad espiritual en la que vive, recluido en un clamoroso agnosticismo, tropieza con misterios en su propio interior aturdiéndose y acongojándose al encararse con ellos. Es el drama del hombre moderno, que como dijera Pablo VI, ha salido de casa y ha perdido la llave para volver. Fascinado ante el imperio técnico-científico, se comporta inconscientemente disponiendo de forma egoísta y sin límite alguno de todo lo existente. En su frenética carrera lanzada hacia conquistas materiales, confunde su deseo con la libertad y satura su hastiada existencia de tantas posibilidades como de peligros, de tanto progreso como desbarajuste, quedando expuesto a no saber discernir entre el bien y el mal, secuestrado en el zulo del relativismo.

Incapaz de construir sobre lo que existe, el hombre de hoy se afana alegre y confiadamente por desmantelar los cimientos del pasado, ignorante de que con ello acelera la pérdida del contacto interpersonal dentro de sus espacios naturales. La consecuencia es la disolución de la familia, la debilitación del matrimonio y el decaimiento de la relación entre padres e hijos. Ambitos en donde el individuo echa raíces y se fortalece siendo capaz de resistencia. Es lo que Romano Guardini denomina la “pulverización de la Humanidad”. La “sociedad líquida” de Zygmunt Bauman, la sociedad que se deshace.

El hombre moderno está cada vez más aislado. Innumerables individuos forman una masa pero están solitarios, sin conexión viviente entre sí, ayunos de contactos dejándose manejar fácilmente e incapaces de oponerse a las tendencias totalitarias. Así va emergiendo la personalidad totalitaria, a la que describe Hannah Arendt: “el ser humano completamente aislado que, sin otros lazos sociales con la familia, los amigos, los camaradas o los simples conocidos, deriva su sensación de ocupar un lugar en el mundo únicamente a partir de su pertenencia a un movimiento, de su afiliación a un partido”. Y el hombre de hoy sin llegar, ni siquiera con retraso, a su cita.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 17 de abril de 2023 https://www.elimparcial.es/noticia/253050/opinion/despistados-y-aislados.html

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De miliciana a valquiria

“Las mujeres no somos de nadie… No pertenecemos a nadie más que a nosotras mismas… Estamos cansadas de tutelas”. Demagógicas palabras de Yolanda Díaz elevada a sacerdotisa de la política gracias al todopoderoso dedo tutelar de dos hombres: Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Hoy marioneta de verbena creada e impulsada por la maquiavélica estrategia de Sánchez en su acoso y derribo contra la pareja Iglesias-Montero por disputarles el control de Podemos. A veces, resulta difícil distinguir la incoherencia de los mediocres de su inconsciencia.

La izquierda siempre creyó su propia patraña sobre su monopolio por la salvación del mundo y la regeneración democrática. La derecha ha sido menos hipócrita y fanfarrona en aventurarse por esa singladura del redentorismo. Díaz, en la mejor tradición marxista, avisa con petulancia de que con ella “empieza todo”. Antes de Sumar solo existía el cero, la nada. Empieza ofreciendo las viejas y engañosas fórmulas de siempre, una “nueva carta de derechos”, un “nuevo contrato democrático, económico y social”, la rancia tabarra del mundo feliz. Fiel a su ideario comunista, terminará poniendo la nada en movimiento.

Como mujer, aspira a ser la primera presidente del Gobierno de España con un chocante programa “trabajar menos, sin reducir el salario, para vivir mejor”. Dispondrá así de más tiempo para dedicarse a su peinado. Según Gregorio Marañón, la mujer de todas las épocas ha dedicado una parte a veces importante del día al arreglo de su cabello. Para Díaz, los jóvenes “llevan cuarenta años abandonados por los Gobiernos”, es decir, que han sido las políticas de izquierda las que más han dejado a la juventud en la estacada: Desde 1982 hasta hoy, la izquierda ha gobernado en España veintisiete años y la derecha, quince. Desde 2018, con el PSOE en el poder, y desde 2020, con una coalición socialcomunista, los descarriados jóvenes sufren el desamparo de dirigentes políticos como Yolanda Díaz. Pero, con esta muñequita de guiñol “empieza todo”, el fuego, la rueda y la imprenta. De loco, tacharíamos a Ancelotti, si hoy anunciara que de llegar un día al banquillo del Real Madrid, empezará todo.

Es al decir que “el neoliberalismo ha fracasado” cuando la nueva burguesa, disfrazada de seda, comunista se queda, deja al desnudo la farsa y la superchería. Hubo un tiempo en que Yolanda vestía como una jornalera de las de Víctor Jara yendo a desalambrar, sin maquillaje, ni tocados ni siquiera ropa conjuntada. Hoy pisa los escenarios con el glamour propio de “Con faldas y a lo loco”. Ha migrado de miliciana revolucionaria a refinada valquiria. Según la mitología nórdica, las valquirias eran unos personajes femeninos que seleccionaban a los mejores, caídos en el combate, llevándolos al Valhalla, una especie de paraíso. Para Díaz, los mejores son siempre los suyos, y al resto de mortales, como los trabajadores fijos discontinuos, que les parta un rayo. Su cometido es preservar al mejor de los suyos en el Valhalla de La Moncloa, aunque para ello deba abandonar a Pablo en el campo de batalla.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 9 de abril de 2023. https://www.elimparcial.es/noticia/252695/opinion/de-miliciana-a-valquiria.html

Pregón de combate

Con pan y circo, los romanos fueron los primeros en producir en serie anestesia para la ciudadanía. Mientras el mundo avanzaba a trompicones entre guerras, pestes, hambre y muerte hubo hombres de fe que no se distrajeron ni arredraron. Con esfuerzo y perseverancia, embalsaron el saber y el conocimiento en monasterios. Siglos después, serían los manantiales de la civilización occidental. Cristiana. Son sinónimos.

A esta construcción cultural, el primer tajo se lo daría la Paz de Westfalia. Era el momento de la Reforma protestante: cuius regio, eius religio. Pero también el momento de la Contrarreforma católica. Se libró la primera batalla cultural de la Historia. Sutilmente, mediante la decoración de pórticos y paredes en templos y catedrales. Primer medio de comunicación social. España triunfa en esa batalla. El segundo corte a la concepción cristiana del mundo sería obra de la Revolución francesa. La guillotina, nunca mejor dicho, que con su siglo de las Luces, eclipsa a Dios y encumbra al hombre. Craso error. El resultado tarda en llegar, pero llega en el siglo XX: el super hombre ario y el homus sovieticus. El nuevo hombre destruye al hombre. Fascismo y comunismo, que proceden del mismo tronco: el totalitarismo. Propugna la hegemonía colectiva: el Estado, la raza o el partido. Cualquier excusa vale si anula la libertad y dignidad del hombre.

Por entonces, un comunista da una vuelta de tuerca al antiguo pan y circo. El atornillador es Gramsci. Innova en la maquinaria. No basta con entretener al hombre. Hay que penetrar en su conciencia. Lavar su cerebro con la educación que queremos, con la realidad que creamos, con la información que fabricamos. La información es poder. Aliados con la tecnología, el poder y la información son aún más poderosos. De sociedades totalitarias pasamos a una sociedad globalizada. Uniforme. De pensamiento único y de ética homogénea. Es fundar una pseudoreligión o religión al revés expulsando ¿otra vez? a Dios de la vida pública. Es el tercer tajo a la única religión defensora del hombre frente a los enemigos del hombre. Enésimo intento sin éxito.

Parafraseando a Fukuyama, los nuevos bárbaros pretenden certificar el fin de la Historia y dominar la Humanidad al dictado. En este globalismo caben todos, menos aquella tradición que emergió hace dos mil años en Judea. No toleran ni respetan al que piensa diferente. Con su corrección política cancelarán a los rebeldes. En la nueva globalidad cabe, incluso, lo malo, porque se desdibujan las diferencias entre el bien y el mal. Todas las opiniones tienen el mismo valor. Todo vale: terrorismo, salvajismo, populismo, el deseo de este o aquel…El antojo del yo.

De todo esto y algo más, nos habla el libro de Alex Rosal, “Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida”.  Es un libro de denuncia y esperanza. Denuncia todo un plan para crear, no un mundo mejor, sino un mundo igualitario, mediocre y sectario. Bajo el control de la tecnología. De esperanza, porque contiene todo un pregón de combate. ¡Despierta!

Israel y libertad

En momentos como los actuales recordemos a Oriana Fallaci. Tras el atentado del terrorismo islámico contra las Torres Gemelas nos convocó en su libro La rabia y el orgullo a defender la civilización occidental contra el fanatismo fundamentalista. También nos alertó contra ese pacifismo blandengue de ciertos dirigentes europeos, que recostado en silencios y claudicaciones, tiende a excusar, cuando no justificar, el terror yihadista. Fallaci fue acusada de racista, xenófoba e incitadora al odio. Recibió amenazas de muerte. No se arredró, perseveró en su valentía y publicó otro libro, La fuerza de la razón, para denunciar la intolerante tiranía de la corrección política que aborta las libertades de pensamiento y de expresión.

La escritora responsabilizó a los políticos por no combatir la “espiral de silencio” y consiguiente “cancelación” perpetradas por los guardianes de lo políticamente correcto. Al, por entonces, presidente de la Comisión Europea, remitió una carta en la que sostenía: “Uno de los defectos que los caracterizan a ustedes, los políticos, es la presunción de que pueden engañar a la gente, tratarla como si fuera ciega o imbécil, obligarla a tragarse cualquier mentira, negar o ignorar las realidades más evidentes”. Ya sé lector que está pensando en Sánchez, pero en 2004, todavía no se conocían sus trolas y fechorías al ser un desconocido para el gran público.

Fallaci nos recuerda que el apaciguamiento y la mentira han sido y serán siempre los mayores enemigos de la libertad. Ante el ataque terrorista de Hamás, China, Rusia, Irán, Venezuela…, disfrazados de palomas de la paz, se han alineado contra la libertad y la democracia. La izquierda europea también. Su nefasto gen totalitario explica esa incurable alergia ante la verdad y la libertad. El progresismo, sugestionado por nuevos goebbles, cree ciegamente en su supremacismo moral. Con soberbia, pretende adoctrinarnos y acomplejarnos mediante su buenista perorata de “paz para Gaza”. En España conocemos bien esa mercancía de contrabando (Otegui, hombre de paz). Llevamos tiempo padeciendo esa miserable equidistancia con el terrorismo, el de ETA y el de Hamás.

En Madrid, durante una concentración izquierdista a favor de Palestina, resonó contra Israel aquél “algo habrá hecho” que los amigos del tiro en la nuca solían susurrar por las calles bañadas en sangre tras los atentados etarras. Bajo falso pacifismo, los congregantes profirieron gritos a favor de Hamás y acusaron a los judíos de genocidas. Nadie recordó a las víctimas israelíes. Ninguno reparó en que el verdadero enemigo de Palestina no es Israel, sino Hamás, Hezbolá, Irán y todos aquellos que persiguen destruir al Estado hebreo. Más indignante fue lo del secretario general del PCE, que no está seguro de que Hamás sea una banda terrorista. Es maldad, no ignorancia.

Thomas Paine dijo que quienes aspiran a gozar de los beneficios de la libertad deben soportar la fatiga de defenderla. Israel ha vencido en todas las guerras, pero nunca ha logrado la paz y la seguridad definitivas en su territorio. Continúa defendiéndose. También debemos continuar la defensa de la libertad, hoy amenazada por intransigencias religiosas e ideológicas blanqueadas por los paniaguados de la corrección política. Oriana Fallaci dixit.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 15 de octubre de 2023. https://www.elimparcial.es/noticia/260135/opinion/israel-y-libertad.html