Es el remate del santoral, el último día, el cierre de la corona, Papa venerable y barbado al que vemos con el hierático rostro convencional con que aparece en el fresco de los Cuatros Santos Coronados en Roma, o en la bella representación del vitral de Chartres.
Constructor de muchas iglesias, por lo que es patrón de albañiles y canteros, cicatrizó heridas de las persecuciones todavía muy recientes, asentando la paz, cristianizando Roma, tal y como nos lo muestra la leyenda según la cual selló las fauces de un dragón que moraba en una gruta del Capitolio. Se dice que bautizó al emperador Constantino tras sanarle de la lepra.
Pero hoy queremos verle según su posición extrema en el calendario, resumiendo toda la santidad y la experiencia del año, pletórico de nombres gloriosos, derramando una mirada cristiana sobre el paganismo de estas fiestas. San Silvestre nos valga, porque si la Iglesia de su época cristianizó el mundo pagano, el mundo moderno ha paganizado la cristiandad. Triunfos los nuestros provisionales y frágiles, San Silvestre hoy abre los brazos para bendecir la rueda de los días, que mañana seguirá girando con otro guarismo, bajo la providencia de Dios que cuida del tiempo, en espera de ser desechado como un juguete inservible ya para la plenitud de su amor.
Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.
P.D. Feliz y próspero año nuevo para mis fieles y entrañables lectores.