Archivo por meses: marzo 2020

Despodemos

Ya el poeta Prudencio nos anticipó el color ideológico de Podemos al cantar ante la tumba de Santa Eulalia de Mérida: “Coged moradas violetas y rojas amapolas, niños y jóvenes puras dedicadles estos dones”. Son los mismos manojos en distintos cestillos. Sin embargo, el lírico no predijo que Venezuela tendría un satélite rojo en España.

“Pablo, no sabes dónde estás”, le dijo a Iglesias, César Luena, el lugarteniente de Pedro Sánchez. Lo sabe muy bien. Luena es quien se halla extraviado. Sánchez, descarriado. Debido a un partido fofo como es el PSOE, Podemos tiene la sartén de la política nacional en sus manos. Sabe que todo lo que protagoniza causa impacto. Mediático, por supuesto. También sociológico. Sus dirigentes, con lo que dicen y hacen, persiguen a conciencia agitar los usos y costumbres sociales. Remover todos los rincones de la sociedad. Lo demostraron con la Navidad y lo confirmarán con la Semana Santa. Totalitarismo de siempre con las redes sociales de ahora. Llegaron al Parlamento en bicicletas y entre charangas para tomar posesión de sus escaños, cogieron un bebé en brazos, querían una vicepresidencia que es como un gobierno dentro del gobierno, y hasta en la sesión de investidura, nos sorprendieron con un pasional beso de hombre a hombre. Cualquier día veremos a Pablo Iglesias sortear la distancia que hay entre su asiento y la tribuna de oradores reditando el salto de la garrocha, que se hacía antaño en los ruedos para esquivar al toro. Con su coleta al viento sin añadido o postizo. El inicial desplazamiento de Podemos al “gallinero” del hemiciclo incomodó más por quedar fuera de los primeros planos televisivos que por la discriminación que aquello suponía. En su actual ubicación, sus diputados son objetivo seguro de las cámaras en las habituales panorámicas del Congreso. Tan juntos, prietas las filas y con una indumentaria cargada de negro, recuerdan a los pájaros de la célebre película de Hitchcock, posados esperando a lanzarse sobre el régimen de 1978 cuando más desprevenido esté para desfigurarlo a base de picotazos.  

Se creía que la bandada volaba en modo compacto. Como el telón de acero, que parecía monolítico, Podemos tiene también sus rendijas. Con más holguras en el Soviet supremo que en las bases. Las discrepancias, dimisiones y depuraciones podrían desembocar en disidencias que abonan el camino para fundar un POUM como el de Andrés Nin, liderado por Errejón, que al igual que aquél, quiere deshacerse del estalinismo, hoy adoptado por el camarada Iglesias, bandera del gran combate, sol del destino nacional, estrella del porvenir, sabiduría de las ideas inmortales…(Sonoros y prolongados aplausos de todos los camaradas puestos en pie). No extraña que Podemos haya titulado “Un país para la gente” a su prospecto sobre un gobierno progresista de coalición. Muy propio de la dogmática marxista es enaltecer al sujeto colectivo como el único y verdadero artífice de la creación, como el decisivo militante que hace evolucionar la sociedad en el sentido de la dialéctica histórica. Gracias Prudencio por ser también visionario.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 20 de marzo de 2016 https://www.elimparcial.es/noticia/162914/opinion/despodemos.html

Papá Estado

¿Puede ser obligado un aficionado del Sevilla a educar a sus hijos en el amor al Betis? Sí, sí y sí han dicho al unísono el nuevo Trío Acuario, conformado por las portavozas de la Conseja de Ministras: MontERE, Montera y Monteáa. Las tres cargas públicas certifican que los hijos no pertenecen a sus padres, sino al Estado. Han vaciado de hijos millones de hogares y, de contenido, el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechas Humanas. Lo normal al gobernar las izquierdas inhumanas es prender fuego la convivencia. El humo no deja ver el bosque de la economía. Los padres no tienen derecho a bautizar a sus hijos siendo Papá Estado quien decide de qué equipo somos aficionados. Que sea el Alcoyano por tener más moral.

Si la infancia en España debe ser educada en los valores de la Constitución, especial celo debe tener entonces Papá Estado con hijos de padres despreocupados como los independentistas, que no enseñan a sus vástagos a acatar leyes ni sentencias. O los partidarios de ETA, que no educan a sus retoños en valores pacíficos. O políticos antisistema, que no instruyen a su prole en respetar la Monarquía; o políticos corruptos, que pervierten a sus niños despilfarrando dinERE público en mariscadas y clubes, no deportivos, sino de los otros. De superar tales escollos, Papi Estado será un instructor excelente en inculcar valores democráticos a hijos de musulmanes. Auténtico desafío para el Ministerio de la Desigualdad.

En tiempos del comunismo soviético, se celebraba un examen oficial en una escuela rural húngara: ¿Quién es Stalin? pregunta un inspector a los alumnos. El niño, a quien de antemano le habían enseñado cómo responder, dice sin titubear: Stalin es mi padre. ¿Y quién es tu madre? pregunta de nuevo el inspector. Mi madre es el Estado. ¿Qué quieres ser de mayor? Ante esa pregunta el niño ya titubea y, en lugar de la respuesta preparada, ser un trabajador disciplinado y leal a la Rusia soviética, contesta valientemente: Quiero ser huérfano.

Objetivos del Estado totalitario son separar al individuo de la familia, prescindir de los padres en la educación de los hijos, impedir que la escuela sea una prolongación del hogar convirtiéndola en espacio para adoctrinar en filias y fobias, instruir a los niños mediante agentes del Estado, verdaderos comisarios políticos, para inmiscuirse en las conciencias de los escolares y enseñarles lo que al Estado interesa, haciendo de ellos ciudadanos manejables y simples trabajadores productivos. O como describe la sociedad nazi Ödön von Horváth en Juventud sin Dios: “Divisiones de individuos sin carácter a las órdenes de idiotas. Marcando el mismo paso”.

Cuenta Alfonso Guerra una anécdota acerca de Gregorio Peces-Barba sobre como éste mantenía en ocasiones criterios u opiniones contradictorias en ciertos temas. Guerra solía corregirle cariñosamente: Gregorio, no se puede ser al mismo tiempo del Sevilla y del Betis. O una cosa u otra; las dos a la vez, no. No es democrático obligar a un sevillista a educar a sus hijos en el beticismo. Tampoco viceversa.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 19 de enero de 2020 https://www.elimparcial.es/noticia/209101/opinion/papa-estado.html

El tren

Con chulería de principiante, Sánchez se burla de los españoles castigándoles a esperar sentados a 2020 las elecciones. Antes necesita arreglar “su” problema despilfarrando millones en Cataluña para comprar más tiempo en Moncloa. Ya intentará luego arreglar los problemas de España. Para los extremeños, eso significa continuar esperando en el andén de la Historia a que llegue el tren del progreso.  

Sube a mi tren azul…si controlas su viaje, serás feliz, cantaba en modo psicodélico la legendaria banda de Leño. En España, el tren ha sido siempre recurso para la música, la literatura o el cine. Y, por supuesto, para la economía nacional, en donde los medios de transporte son capitalmente estratégicos. Con la deficiencia en vías navegables interiores y la accidentada estructura del relieve español, que exige un trazado con pendientes de diversos grados y con túneles y puentes, el ferrocarril nos resulta de gran utilidad. Sobre lomas, entre valles, por llanuras de olivares o trigales del paisaje patrio surgen indicios del provechoso camino de rodadura fijo que es la vía férrea.

Los españoles sabemos de trenes por sus horarios. Gracias a la fusión de la intrepidez de un empresario, José Luis Oriol, y del talento de un ingeniero militar, Alejandro Goicoechea, España alumbró el veloz TALGO. Empresa proyectada con tal rigor, que los ensayos definitivos sobre la idoneidad del invento se encargaron al maquinista Stachbein, conductor de los trenes presidenciales en EEUU. La expectación creada fue grande, pero la familia Oriol, nada amiga de rodear anticipadamente con resonante bombo la realización, insistía en quitarle novela al Talgo.

Una potente y rauda locomotora requiere de firmes traviesas y sólidos raíles. Por la rapidez de sus trenes, España es un desgraciado país de dos velocidades. Alta velocidad y parsimonia extremeña. Extremadura, esa tierra a la que el poeta Gabriel y Galán adjetivó como gloriosa y hermosa, continua de eterna aspirante a una bonanza y un florecimiento que cada día se antojan más inaccesibles e inigualables. Allí, donde vieron la luz Pizarro y Cortés, donde se ubica la última morada del César Carlos, son los pasajeros de un tren los que tristemente ven pasar las vacas. Los extremeños sufren una política carente de realismo económico y social condenándoles a trenes de segunda. Cuando íbamos bien, Aznar dijo que España no debe tener la tentación de sacar un billete para vagón de segunda. Un amigo de Aznar, Sarkozy, le espetó a Villepin, su rival electoral: Usted habla del pueblo, pero jamás ha viajado con billete de segunda. De nuevo, el tren como criterio categórico del nivel de vida. El tren de vida de Sánchez está sorprendiendo a todos. Mientras él viaja en Falcon, España sigue perdiendo trenes: la educación, la natalidad o la economía. En suma, la prosperidad. Si no despertamos tomando conciencia del problema, jamás se acertará en las soluciones. Recito a Gabriel y Galán sobre los extremeños:

Pueblo que duerme es suicida,

y yo no puedo creer

que estés pasando la vida

lánguidamente dormida

sobre tus glorias de ayer. 

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 13 de enero de 2019. https://www.elimparcial.es/noticia/197494/opinion/el-tren.html

Educar en situación excepcional

La pandemia de coronavirus nos obliga a una inédita vivencia: una cuarentena, con evidente restricción a la movilidad e indudables efectos psicológicos. Compleja situación en la que los más vulnerables son niños y adolescentes que, además de afrontar la excepcionalidad, deben proseguir su actividad escolar confinados en sus casas. Algo también inédito para ellos, aunque dispongan de ágiles herramientas tecnológicas y sean dirigidos y supervisados en la distancia por sus profesores, a quienes justo es agradecer su encomiable esfuerzo, muestra de un esmerado magisterio y un sincero cariño hacia nuestros hijos.  

Aunque toda comparación deviene odiosa, sirva como umbral de lo que encierra el título la maravillosa y sobrecogedora narración contenida en ese magnífico relato de Antonio Iturbe, La bibliotecaria de Auschwitz. Su protagonista, Fredy Hirsch, se dedica en secreto a crear una escuela con su clandestina biblioteca integrada por libros prohibidos. En un ambiente de terror y horror como es un campo de exterminio nazi, hay niños que deciden no rendirse y eligen leer, y con ello, vivir porque “abrir un libro es como subirte a un tren que te lleva de vacaciones”.  

En esta cuarentena padres e hijos debemos sacar lo mejor de nosotros mismos. La familia debe ser como un puerto de refugio ante las embestidas de un oleaje que será incómodo e, incluso, penoso. Tras días de calma, orden y disciplina, vendrán momentos angustiosos e insoportables en los que nuestros hijos quieran rendirse. Deambularán entre la apatía y la indiferencia. Mantengamos la calma, no perdamos los nervios ni la alegría. En los malos tiempos el optimismo es una necesidad. Vivir una realidad así es ya para ellos una auténtica lección de vida que les fortalecerá y hará madurar. Educar es enseñar a los hijos a enfrentarse con problemas reales. Nada más real que lo que estamos viviendo. El aprendizaje dará sus frutos porque maestra dolorosa es la experiencia. Y hasta los más pequeños detalles y los más sencillos gestos serán recordados por nuestros hijos algún día en su porvenir y con inmensas ventajas para ellos.

La educación es, en esencia, una relación personal entre profesor y alumno porque el maestro debe mirar a la cara a sus alumnos. Pero en situaciones excepcionales, un buen libro puede obrar como sustituto del profesor. Gregorio Luri sostiene que los niños deben leer mucho y deben apuntar las palabras nuevas que han aprendido tras la lectura. En una cuarentena en el hogar y en familia puede leerse y aprenderse mucho de tantos y tantos libros de provecho y que hacen pensar.

En días como los presentes recordemos las palabras del Papa Francisco: “la familia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el mejor asilo de los ancianos. En la familia se aprende a decir perdón sin avasallar, a decir gracias con la expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad y la voracidad”. Además, cuarentena tiene la misma raíz que cuaresma, transida de sacrificio pero iluminada de esperanza.  

La España desierta

“Sin agricultores los hombres no pueden subsistir ni comer” Hace muchísimo tiempo el escritor hispano romano Lucio Columela, nacido en la Bética, y coetáneo de Séneca, escribió esto en su obra Los trabajos del campo. Columela se lamentaba de que una ocupación como la agricultura, de la máxima importancia para la salud de nuestros cuerpos y el provecho de nuestra vida, no haya tenido un perfeccionamiento máximo. Veinte siglos más tarde, continuamos igual. El campo, la agricultura y los agricultores siguen en el cesto del olvido. Como Columela, la España que aspira a progresar y que abriga una ambición nacional exige tratar a la gente del campo con la máxima prioridad. De esta gente y de nuestro campo debiera partir un proyecto económico y social para España. El campo español contribuirá a realzar nuestra riqueza como país. Reconociendo el valor y la potencia del medio rural, puede éste erigirse en un decisivo factor de regeneración y dinamización de la economía nacional. Con una agricultura fuerte habrá un mundo rural vivo y dinámico.

La agricultura y el mundo rural son esenciales para el progreso de un país y la prosperidad de sus habitantes debido a las derivaciones que de ello se desprenden. Su desarrollo tiene una dimensión no solo económica y social, también cultural, ambiental e institucional, Por eso, resulta prioritario mejorar las condiciones de vida de la población en las zonas rurales. Hoy el desarrollo del campo exige potenciar la agricultura y la ganadería; incentivar la producción y el consumo de productos agropecuarios, la gastronomía y el turismo rural, la caza y la pesca fluvial así como la industria agroalimentaria; fomentar la innovación en el agro reforzando los vínculos con la investigación y la tecnología y promover la formación profesional de mujeres y jóvenes agricultores. A ello debe sumarse como imprescindible una adecuada política agraria. Lo que supone una imposición fiscal que tenga en cuenta los riesgos de la actividad en el campo, una política crediticia con un interés asequible para el productor, unos seguros sociales justos y equitativos y una política de precios que guarde la debida proporción con los salarios. Así se logrará frenar el envejecimiento poblacional y estimular el relevo generacional, evitando el abandono de pueblos, el despoblamiento del mundo rural y la desertización de grandes zonas del territorio nacional.

Son muchas las medidas que pueden adoptarse para impedir el abandono del campo. Estimular y favorecer las actividades agropecuarias, dotar de servicios públicos de calidad a las zonas rurales, implantar la banda ancha y el desarrollo tecnológico, generar la cultura de la innovación, en suma, crear entornos propicios para llevar una vida digna y sostenible en los pueblos. Y todas estas medidas deberían ser aplicadas de forma integral y simultánea haciendo de ellas una política de Estado. Pero por encima de todo hay que denunciar que en el campo no hay mujeres. Sin mujeres no hay familias. Una política agraria que aspire a prosperar, requiere de una adecuada planificación de la natalidad. Más familia. Más campo.  

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 7 de abril de 2019. https://www.elimparcial.es/noticia/200121/opinion/la-espana-desierta.html

El campo español

Como el mítico Kiko Ledgard repartía dinero en aquellos legendarios viernes del Un dos tres, Pedro Sánchez hace del Consejo de Ministros una alegre tómbola con la que agraciar a funcionarios, parados y pensionistas. De los empresarios y autónomos no se acuerda más que para gravarlos con asfixiantes cargas fiscales. Continua la línea dilapidadora del PER y del Plan Ñ, esos fatídicos instrumentos con que la planificación socialista ha reducido siempre la economía a escombros. El Gobierno ha decidido ahora condenar al campo español a permanecer como un solitario erial.   

Ortega y Gasset no creía posible otro camino para llegar a la prosperidad de España que el que pasaba por el campo. El intento de reforma agraria de la II República acabó en fracaso desilusionando y frustrando a miles de jornaleros. Hubo más revanchismo que reformismo y nulo agrarismo. Con razón Rodrigálvarez, ese personaje descrito por el propio Ortega en “Notas”, atribuye la mengua de España a los hombres: ¡Cuidado que lo hacemos mal! Porque España, don Rubín, es un rosal. Las reformas mejor diseñadas sobre el campo español lo han sido por políticos de la derecha con un elevado sentido social: Manuel Giménez Fernández, al que desde sus propias filas muchos tildaban de bolchevique blanco; o José Antonio Primo de Rivera, cuyo discurso sobre la cuestión agraria en el Parlamento sorprendió gratamente al republicano Claudio Sánchez Albornoz. Cierto es que aquello no pasó de los principios a la práctica. Lo que sí descendió desde la teoría a la obra, obra cuasi faraónica, fue el Plan Badajoz, de Laureano López Rodó y su legión de ingenieros agrónomos, de caminos, montes y bosques y demás expertos agraristas. Aquél esfuerzo nacional transformó hondamente la provincia extremeña. Hoy perdura como orgullosa evidencia.

La Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico aprobada precipitadamente por el Gobierno de Sánchez es un totum revolotum con más ambición electoralista que sentido de Estado. La medida estrella es instalar cuarteles y llevar soldados al campo. Vuelve la milicia a estar de moda. Franco sigue obsesionando a Sánchez. Sin embargo, ni una sola medida para estimular el nacimiento de hijos, ayudar a la maternidad o proteger a la familia. Tan solo se apunta el objetivo de equiparar nuestra tasa de natalidad a la de la Unión Europea, que es de 1,6 hijos por mujer, y bajando. Y semejante aspiración resulta insuficiente para el futuro de España. En el campo no hay mujeres. Y sin ellas no hay familias. ¿Cuándo se darán cuenta nuestros gobernantes de que se apoya a la familia o nos hundimos? Proteger la familia es fomentar la natalidad. Una acertada política agraria requiere una adecuada planificación de la natalidad. El envejecimiento poblacional de las zonas rurales es un reto que requiere abordarse con sentido de Estado. Con políticas integrales auspiciadas por mentes de estadista y no por políticos de ocasión, cuyas ocurrencias son organizar una caravana de mujeres al estilo del lejano Oeste. O regalar coches o casas como en el Un dos tres.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 31 de marzo de 2019. https://www.elimparcial.es/noticia/199907/opinion/el-campo-espanol.html