27 de diciembre. San Juan Evangelista (Siglo I).

Uno de los doce elegidos, pescador como la mayoría de ellos, hermano de Santiago y uno de los pocos que asisten a la Transfiguración, como también uno de los que permanecen al lado de Jesús en la noche de Getsemaní. Es Juan, discípulo predilecto, a quien desde la cruz, Jesucristo confía a la Virgen Maria, personificando en Juan toda la humanidad, y es el apóstol recostado sobre el pecho del Hombre Dios en la última cena. Es «aquél a quien amaba Jesús», escueta frase que no ha dejado de conmover a los creyentes. ¿Por qué él y no Pedro, por ejemplo, a quien entregaría las llaves del Reino, u otro de los suyos?

Citas evangélicas aluden a Juan como enérgico e impaciente, de gran longevidad, se le supone vivo hacia el año cien, con lo cual debió de ser el superviviente del colegio apostólico, ellos nos da una imagen de anciano venerable y barbudo que en las soledades de su exilio en la isla de Patmos tiene las visiones del Apocalipsis y escribe el cuarto evangelio.

San Juan, águila de la teología, es quien más profundiza en la verdad porque amó más al Señor, como fue el más amado por Él. De dos hombres se dice en los evangelios que Jesús les amaba: de Lázaro, a quien rescató de la muerte, y de Juan, a quien dio larga vida y las luces más altas para escribir sobre la salvación.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *