22 de abril. San Sotero (… – 175)

Uno de esos lejanísimos papas de los primeros tiempos de los que muy poco se sabe y que raramente figuran en las enciclopedias, si acaso como una escueta mención en una lista general desde San Pedro hasta nuestros días. Sotero fue coetáneo de Marco Aurelio, el filosófico perseguidor de los cristianos, y reinó ocho años. Quizá sufrió martirio, pero no hay pruebas históricas.

Lo que sí resulta seguro es su oposición al rigorismo de Montano, quien, secundado por unas insensatas féminas, Maximila y Priscila, propagaba una herejía seudoangélica, según la cual, al suponer cercano el fin del mundo, había que exigir a todos que renunciaran obligadamente al matrimonio, buscaran el martirio y cuidaran de no caer en pecado grave: homicidio, adulterio o apostasía. Montano justificaba este irreal estado en que la Iglesia carecía de la facultad del perdón. Sotero, cuyo nombre en griego significa protector y salvador, protegió de ese inhumano disparate con la enseñanza evangélica del perdón inagotable, reafirmando un optimismo cristiano en el que la perfección no excluye la cordura.

San Eusebio de Cesárea nos cuenta también que «como padre que ama tiernamente a los suyos» San Sotero proporcionó «socorros abundantes a los santos», derrochando caridad con los pobres, que eran sus preferidos. La veneración de los fieles hacia este santo surge del sencillo compendio de la fe y de la caridad que muestra su figura.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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