Símbolos


Para salvar su enésimo ridículo, el separatismo catalán planeó una Generalitat con una presidencia efectiva y otra simbólica, la de Puigdemont, el ausente. Una bicefalia como la del águila de la imperial Toledo (distinto de Federico Martín Bahamontesel águila de Toledo), a dónde, según Josep Pla, los catalanes debieran acudir a meditar para entender la historia de España, que es también la suya. Para la sabiduría popular, el poder bicéfalo son dos gallos en el mismo corral. Con similar estructura jerárquica las gallinas son las que más sufren, tensionadas diariamente por habituales enfrentamientos entre los cabecillas encrestados. La algarabía y el conflicto rebajan la capacidad ponedora del gallinero, mismo mal que aqueja hoy a la economía en Cataluña, otrora símbolo del desarrollismo español, con aquella pujante burguesía catalana impregnada de seny. Otro símbolo.

Las peleas de gallos están prohibidas por la ley, pero ya se sabe que para el independentismo la ley es, a su gusto, de quita y pon, a diferencia del poble, un símbolo de mayor permanencia, como lo fue en el período de entreguerras. Cuando Hitler sacó a pasear uniformado al pueblo alemán por las carreteras de Europa, el civilizado continente quedó arrasado y en la indigencia moral y económica más absoluta. Otro camarada presto en apelar a los instintos del poble es Guardiola, entrenador durante el tiempo reglamentario, y politólogo en el descuento. Luego, Pet no permite que ningún aficionado le confeccione las alineaciones; eso sería meter otro gallo en el vestuario.

Los inconvenientes de una Generalitat bicéfala surgirían con la toma de decisiones. Si un conseller debe ser cesado ¿Quién manda al motorista? ¿El president efectivo o el simbólico? ¿Cuántos motoristas partirían hacia la casa del cesado? Con el general Franco, no había dudas: Uno solo partía de El Pardo. El motorista fue otro símbolo del franquismo, del que van quedando menos: los pantanos, las Universidades laborales, el turismo solyplaya y alguna que otra reliquia de sesicientos que aún circula por la calle. También el deporte del motor está retirando los sex symbols de las parrillas de salida y de los boxes. Previamente lo hizo el ciclismo y el tenis. Y mucho antes el telecupón de la once, otro símbolo de la España actual. La chica guapa y cortita de ropa se bate en retirada. Ojala que la feliz supresión alcance también a las campanadas de fin de año y a la gala de Nochevieja, porque desde Sabrina a Cristina llevamos treinta años de mujer objeto. En cierta ocasión le preguntaron a Madame de Staël, la aguda y sutil escritora francesa ¿por qué las mujeres bonitas tienen más éxito que las inteligentes entre los hombres? Muy sencillo, respondió la escritora, hay muy pocos hombres ciegos, pero abundan mucho los flojos de mollera.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 4 de febrero de 2018. https://www.elimparcial.es/noticia/186417/opinion/simbolos.html

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