Estrategia 2050. Base y alero

Tras descartar el baloncesto como subsistencia, Modesto se inició en la práctica de la demagogia siendo insuperable en la formulación de sofismas e imbatible en la simplicidad de frases y conceptos. Con semejante bagaje se especializó en escribir tesis de autor. Sin futuro en un basket del altura, Serafín alcanzó a estudiar prospectiva por correspondencia en Detroit. Recibió un diploma que le acreditaba como prospectivo de primera clase y se aupó a ofrecer su deslumbrante mediocridad. Pronto, lo suyo fue más propaganda que prospectiva con irrefrenable tendencia al cuento de la lechera. Tras conocerse, Modesto y Serafín decidieron unir esfuerzos conformando un grisáceo equipo de escasa base y mucho estar en el alero.

Con la inventiva del base y las trolas del alero, tal pareja parió una estrategia a la que apellidaron nacional sin creer en la nación, ¡fíjate tú! proyectándola al 2050. Largo me lo fiais. Parafraseando a aquella musa del separatismo catalán encaramada en la tribuna del Congreso de los Diputados, habla la mayoría: “nos importa un comino España en 2050 cuando estamos hechos unos zorros en 2021”. Es como si Luis Enrique se afanara preparando la final de la Eurocopa cuando aún tiene crudo superar la fase de grupos. Es desentenderse con ligereza de los problemas presentes buscando con pedantería refugio en lo que no es aún. Es el dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Atenta a las corrientes marinas más que a las mareas, la prospectiva, aliada con la experiencia y la costumbre, suele revelar lo importante, pero termina topándose con lo urgente como rival. Entre importancia y urgencia surge la alternancia propia del marcador en un partido de baloncesto. Pero lo realmente demoledor para la prospectiva es el imprevisto de última hora. El decisivo triple en el segundo final o los inoportunos tres segundos en zona. Desde una pandemia hasta una incompetencia diplomática ante Marreucos, pasando por derrota humillante en Madrid, nuevo desafío independentista en Cataluña, y, quién sabe, si tropiezo en las primarias de Andalucía. Forzada nuestra vista al pasado con el amañado y empalagoso recuerdo histórico, ahora pretenden redirigir nuestra mirada hacia un porvenir utópico del socialismo distópico. ¿Cómo salvará nuestro futuro quien quiebra nuestro presente? ¿Cómo creer en quien carece de credibilidad? Quien nunca dice la verdad anda enredado entre preverdad y posverdad. Quien tozudamente da la espalda al hoy nunca entenderá el mañana.

En las pantallas de los cines italianos de la posguerra, cada vez que algún documental proyectaba imágenes de Mussolini, aparecía este rótulo: “Un pueblo que sabe reírse de sus propios defectos es un pueblo civilizado”. Entonces, la sala rompía a carcajadas. Quizás en 2050, cuando según la prospectiva la alpaca sustituya al tergal, los españoles se reirán recordando este postureo ególatra de quetedigos y amosandas, de que menda lo sabe y ya te lo dije, de quienes miran sin ver. Significaría continuar siendo un pueblo de base civilizada y a cubierto del alero.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 20 de mayo de 2021https://www.elimparcial.es/noticia/225920/opinion/estrategia-2050.-base-y-alero.html

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