19 de febrero. San Alvaro de Córdoba (… – 861).

En la Córdoba de los Omeyas, cada vez más hostil para los cristianos, Alvaro es el complemento de la gran estrella de la santidad entre los mozárabes, que fue San Eulogio de Córdoba (9 de enero), pues era su amigo del alma y terminó siendo su biógrafo.

De familia noble, de larga tradición intelectual, y muy rica, de origen godo con entronques judíos, San Alvaro se casó con una sevillana y fue un humanista, un hombre de estudio, volcado a la teología, intérprete de las Escrituras y muy hábil en el manejo del latín, que defendió apasionadamente ante la fascinación cultural por lo arábigo.

No murió mártir, pero sí pobre por su generosidad con los cristianos y por la política rapaz de los infieles en el poder. Tuvo sed de descanso en los Cielos. Tras el martirio de Eulogio, pidió a este: «Ruégote ahora, recuerdes el nombre del amigo a quien te unió las más dulce intimidad. Acuérdate de Alvaro que, lleno de culpas, camina aún por las ásperas sendas de este mundo»

Fuente. La casa de los Santos. Un santo para cada día. Carlos Pujol.

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