6 de julio. Santa María Goretti (1890-1902)

Marietta, hija de la viuda Assunta Goretti, es la mayor de seis hermanos, y la familia subsiste penosamente trabajando como colonos en unas malas tierras pantanosas de la región de Ancona. Con ellos viven otros braceros, los Serenelli, y su hijo Alessandro, de veinte años, empieza a fijarse en Marietta, que al parecer está muy desarrollada para su edad. Lo demás es de sobra conocido: quiere forzarla, ella se resiste y por fin la apuñala asestándole catorce heridas, a consecuencia de las cuales Marietta muere al día siguiente en un hospital después de perdonar al asesino.

Alessandro fue condenado a treinta años de trabajos forzados, más tarde se convierte y asiste, junto a Assunta Goretti a la beatificación de su víctima en 1947. La canonización de Santa María Goretti en 1950 fue todo un desafío. En la era de Freud, en el siglo de la exaltación incondicional del sexo, una mártir de la pureza suena a ridiculez ñoña. No están los tiempos para tomarse tan trascendentalmente algo que el psicoanálisis y la sociología van a reducir a tragedia muy laica y muy vulgar. Esta es una figura de la santidad para el escarnio

Desde luego, impresionan las cifras que encierran una biografía tan breve, doce años, como Santa Inés, una niña. ¿Qué se le puede pedir a una niña de esta edad? Unos dirán: no había para tanto, qué exageración, ¿por qué no podemos comportarnos igual que los perros? Otros ven el cuerpo humano y la vida misma de una manera sagrada, y esta perspectiva irrenunciable fue lo que hizo de Marietta un símbolo del respeto por los dones de Dios, que no deben abaratarse zoológicamente.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol

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