25 de julio. Santiago el Mayor (siglo I)

Es uno de los que el Evangelio llama «hijos del Trueno», un hombre de violencia explosiva, de una pieza, pero que tras muchas pruebas y revolcones se encauza. Santiago es uno de los que al ver pueblos que se cierran a la palabra del Maestro reclama fuego de las alturas para aniquilarlos como Sodoma y Gomorra. Luego no parece conformarse con lugar secundario en el Paraíso, quisiera estar a la diestra de Jesús. «¿Puedes beber el cáliz que yo beberé?», se lo pregunta. «Puedo», responde muy seguro.

Impaciente, ambicioso a lo divino y mártir, este apóstol es el que la tradición vincula con España, haciendo de él, hasta en sus excesos reales o atribuidos, tanto da, un santo a la desmesurada medida de los españoles, sustancia sobrenatural de esta tierra, como Patricio lo es de Irlanda. Santiago de los españoles «raíz de España», es el caballero celestial que aparece en las batallas de la Reconquista acuchillando infieles y ganando victorias para la cruz, el que en la hora del desaliento es confortado por la visita de la Virgen, sobre un pilar, en Zaragoza, y cuyo sepulcro en Compostela atrae a peregrinos de toda la Cristiandad.

«Apóstol canicular», según el poeta, «entre los dos meses ardientes», Santiago el Mayor tiene una presencia de fuego, levanta la espada sobre las cabezas; es un santo salvador, como todos, pero también terrible, como un huracán de justicia que tarde o temprano no ha de venir del Cielo. «Toda oración es siempre por el hombre, pero ¿quién dirá por Vos mismo esta plegaria pura y sencilla: Hágase tu voluntad?».

Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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