7 de noviembre. San Wilibrordo (658-739)

Anglosajón de la Nortumbria, Wilibrordo era hijo de un noble, se formó en el monasterio de Ripon con San Wilfrido, y de éste aprendió los dos ideales que fueron el norte de su vida: la fidelidad a Roma y las ansias misioneras, el ancla y el vuelo, la raíz y las alas.

Pasó a Irlanda y allí le encontramos en Rathmelsigi, donde es ordenado sacerdote en el 688. Dos años después, con doce monjes más, irá a evangelizar aquella Europa bárbara e idólatra por la que se sentía llamado. Frisia ya había oído la voz de Wilfrido, pero será Wilibrordo el gran apóstol de estas tierras. El Papa Sergio I le consagra arzobispo con sede en Utrecht, y hacía el año 700 establece un segundo centro misional en el monasterio de Echternach, en Luxemburgo.

La evangelización se apoya, como suele ocurrir, en situaciones políticas más o menos inestables, y cuando los frisones se alzan contra los francos Wilibrordo y los suyos deben replegarse por un tiempo. Vuelven a su labor, exploran Dinamarca y otros reinos vecinos, y antes de morir ve asegurada la continuidad con el joven San Bonifacio, otro anglosajón que evangelizará la Germania. El camino que señaló Wilfrido lo anduvo San Wilibrordo hasta que otro misionero de las islas, San Bonifacio, amplía el horizonte sabiendo que otros también le sucederán. Así se anuncia el Reino de Cristo.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *