Sánchez el generoso

Sánchez e Iglesias continúan contratacando erre que erre con la matraca de un gobierno de cambio, retroceso y socavón, que no es más que reeditar en pleno siglo XXI aquellos gobiernos del Frente Popular, inventados por la URSS para domesticar y meter en una jaula comunista a tanto grillo suelto logrando así una voz monótona al dictado de Stalin. No hay más que ver cómo funciona el Ayuntamiento de Madrid con su Radio Tirana. Iglesias sigue erre que erre (Errejón cada vez más postergado), queriendo ser vicepresidente, no a la manera de los USA, en donde la misión del presidente y del vicepresidente es la misma, pero solo tiene ventaja la del último, ya que el país no se entera cuando sale de caza o pesca. Iglesias ni caza ni pesca; solo quiere meternos miedo a través del tuiter; sus maneras son las de formar un gobierno dentro del gobierno para ocuparse de lo que a él verdaderamente más le seduce: que cuando a las seis de la mañana suene el timbre de la puerta de un domicilio no sea el lechero quien llame.

Sánchez promete ser generoso con Podemos y Ciudadanos, lo que confirma esa imagen que él siempre ha tenido de sí mismo como un héroe de las novelas del Oeste. Se ve como jinete que cabalga por la gran llanura plurinacional arrastrado por un viento de ambición y altruismo, hombre lleno de bravura y de generoso espíritu, verdadero caballero andante que se abre paso por la tierra abierta amparando al débil y administrando justicia. Pero su generosidad con unos pocos le lleva a ser letal con la gran mayoría de españoles, que no se han extraviado en busca de soluciones extremas. Porque la única manera que tiene Sánchez de ser presidente es lanzando a España por el abismo y yendo él detrás.

Con atinado sentido didáctico decía Julio César que no conviene guerrear siempre contra el mismo enemigo porque puede suceder que se le derrote, pero también se le enseña. La beligerancia de Sánchez contra Rajoy es cansinamente la misma: No es no. En su pueril afán por anular al líder del PP, Sánchez no acierta a hacer otra cosa que alborotar el caserón patrio. Como un enfant terrible, que tiene ya adversarios dentro y fuera de su partido, ignora que la política está para servir y no para jugar alegremente con unas ocurrencias que, seguramente, le exploten entre las manos. Lograr una investidura como presidente del gobierno no es lo mismo que gobernar una nación. Para lo primero se necesita la aritmética; para lo segundo, la estabilidad. Me acabo de convencer de que el país por su clase gobernante es ingobernable, decía Silvela hace un más de un siglo. Un país en que solo fuesen posibles gobiernos malos, sería un país de malvados o de imbéciles, sentenció Balmes mucho antes. La verdadera generosidad será la de aquellos diputados socialistas que se nieguen a descomponer y trocear España.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 25 de septiembre de 2016. https://www.elimparcial.es/noticia/169924/snchez-el-generoso.html

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