Pokemon y el callejero

Igual que una legión de adolescentes y algún que otro talludito en busca y captura de los pokemon, así han salido a la vía pública los concejales comunistas del Ayuntamiento de Madrid a buscar el callejero franquista con el objetivo de reducirlo, desarmarlo y borrarlo del mapa. Cuando creíamos que era posible agruparnos sin rivalidades ni rencores en el hogar común, los hay empeñados en revivir venganzas y aflorar afanes de desquite. La democracia no puede desarrollarse y prosperar sino en un clima de convivencia en donde resulte fácil encontrar los términos medios. Algunos dan muestras de que ni conocen el término medio ni saben lo que es convivir. La tradición electoral de la izquierda fue “o nosotros en el poder, o el desorden en la calle”. El nuevo comunismo pretende ahora el poder y el desorden. Un dos por uno. El cambio del callejero ocasionará a los sufridos residentes en las vías urbanas del franquismo un trastorno burocrático postal: notificaciones de la Hacienda Pública y epístolas a bancos, empresas y demás sujetos de correspondencia para acogerse al nuevo orden. Son las perturbaciones propias de los caprichos del estatalismo socialista. Cuando lo importante no es la denominación de la calle, sino que el funcionario municipal barra la basura del adoquinado, el alumbrado funcione y los viandantes puedan pasear alegres y confiados porque hay seguridad en la calle.

La calle ya no es de Fraga sino de los cazapokemon, esa especie de guardianes antimonstruo que vela por un espacio público sin especies raras o emergentes como esos nuevos concejales que gobiernan a golpe de tuits, que se hacen viejos en cuanto tocan poder y moqueta. Nintendo, la empresa alumbradora de tanto ser no humano, se está haciendo de oro. Ha sabido dar con la veta de la deshumanización. Ya Ortega advirtió de la deshumanización del arte. El cine lo confirmó hace tiempo. Ahora Nintendo invierte en la deshumanización del ocio. En lugar de crear malos con caras de malos, diseñan presas alejadas hasta de las caras de Bélmez. Lo extraño es que El Corte Inglés no abra en la planta Deportes, caza y pesca, una sección para la venta de indumentaria cazapokemon. Quizás aún no se hayan decantado entre el chándal urbano o el loden austríaco propio de fincas con caza mayor.

Subiendo por la Castellana, a la altura de Nuevos Ministerios, un grupo de jóvenes se detiene ante la escultura de Indalecio Prieto, aquél líder del socialismo de la II República que dijo ser socialista a fuer de ser liberal. Todos alzan sus teléfonos móviles  enfocando al político vasco. Uno ya no sabe si el grupo lo confundió con un pokemon y fue cautivo y desarmado o es que los jovenzuelos integraban una célula comunista dispuesta a borrar de la vía pública a un socialista que algún día tuvo la osadía de creer en la nación. Así andamos, confundidos y ociosos.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 24 de julio de 2016. https://www.elimparcial.es/noticia/167528/opinion/pokemon-y-el-callejero.html

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