Sin madres, la bomba

La bomba de relojería activada contra España no es el nacionalismo separatista con su discurso del odio, tampoco la enésima crisis económica con gobierno socialista de turno, ni siquiera un pésimo sistema educativo incapaz de impartir enseñanza en castellano en regiones del territorio nacional. La bomba que estallará en pocos años y hará estragos entre los españoles es la nula natalidad que padece nuestra demografía. La cifra de nacimientos es la más baja en veinte años. El ámbito rural ya está despoblándose. En unos años serán las zonas urbanas las que padezcan el envejecimiento de la población por la falta de relevo generacional. Las consecuencias serán económicas, por la caída del sistema de la Seguridad Social y su incidencia en la sanidad pública, sociales, por el aumento del número de personas en situación de dependencia, y estrictamente humanas y afectivas, por cómo afrontar el drama de la soledad y sus variantes depresivas, lo que acarreará más gasto sanitario.

Vienen tiempos aciagos para la natalidad y también para la familia. La Fundación Renacimiento Demográfico analiza desde hace tiempo el problema del “invierno o suicidio demográfico” que sufriremos en pocos años por la drástica reducción del número de nacimientos. El origen del mismo se sitúa en 1981, año en que la tasa de reemplazo de la población era ya levemente inferior a 2 hijos por mujer. Hoy no se llega a 1´4 hijos. Las causas son varias: cifra de matrimonios a la baja por rupturas matrimoniales o renuncia al compromiso matrimonial, bodas tardías que ponen en riesgo la fertilidad de la mujer, dificultad de conciliar vida laboral y vida familiar y, sobre todo, el aumento de abortos. La inmigración ha ralentizado el declive pero no lo impedirá. Las muertes ya superan los nacimientos.

De los políticos poco cabe esperar. En los últimos treinta años, con el problema ya en ciernes, ningún Gobierno ha alumbrado políticas estables y duraderas de estímulo a la natalidad y de apoyo a la familia. Solo con la proximidad de períodos electorales, los partidos suelen acordarse de Santa Bárbara. Pero lo grave no es la inacción del Estado en este frente. Lo corrosivo es la mentalidad contraria a tener hijos que se ha instalado en algunos sectores sociales y de la opinión pública. Ello es en parte fruto de una tendencia en los jóvenes a vivir alegre y cómodamente sin ataduras, lo cual raya el egoísmo y la insolidaridad. Pero también es el resultado de una ideología agresiva y contraria al hombre, al matrimonio y a la propia mujer en su condición de madre, que se está extendiendo entre el feminismo más radical.  

El repudio a la maternidad o maternofobia es una actitud netamente retrógrada ya que supone renunciar al progreso de la Humanidad por ansiar el propio progreso de una misma. Es justo lo contrario de lo que dijo el astronauta Neil Amstrong: es un gran salto para mí, y un pequeño paso para la Humanidad. Paso sí, pero atrás.  

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 23 de junio de 2019. https://www.elimparcial.es/noticia/202613/opinion/sin-madres-la-bomba.html

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