¡ Qué garbo el de Greta !

Falló aquella estrategia diseñada hace veinte años al acuñarse conceptos como biodiversidad y desarrollo sostenible: Movilizar a la sociedad mediante una legión de ONGs imponiendo a los gobiernos programas de idolatría a la diosa Tierra y erigir una pseudoreligión: la geolatría global. Los dirigentes del mundo industrializado apenas aplicaron parches. Ante el fracaso, los sacristanes de la incipiente religión al revés forjaron un nuevo concepto: cambio climático, de consecuencias catastróficas, con nueva estratagema: en lugar de ONGs, ¿una niña? sí, una niña que promueva una huelga escolar de protesta contra la pasividad gubernamental a la que se sumen más niñas y niños en todo el planeta. Con relato mesiánico y mucho dinero, los políticos cederán ante la nueva sacerdotisa. Señoras y señores, con ustedes, Greta Thunberg.

Excelente actriz aunque solo tenga en común nacionalidad y nombre con la universal Garbo. A su corta edad, ya guarda parecido con la legendaria Lola Gaos. Unos años más y será su doble perfecto: el ama de llaves del cambio climático. No pudo imaginar Rajoy al referirse a un primo suyo, experto en cambio climático, que aparecería una niña, no la de Rajoy, sabiendo latín en emisiones y efecto invernadero. Por su extravagante travesía en catamarán, la Thunberg ha tenido en vilo a media Humanidad. A la otra media le intriga su escasa asistencia a la escuela. Los más suspicaces se preguntan si alguna vez habrá cortado en el campo florecillas para obsequiar a su madre, a quien obligó a abandonar la carrera de cantante de ópera porque la exigía frecuentemente volar contaminando el aire. Como se entere Greta de que Sánchez viaja en Phantom, podría excomulgarlo del nuevo culto a la diosa Tierra. Pedro, además de veleta, siempre fue algo hereje.

La verdadera ecología es integral, preservando el mundo natural y el mundo humano, al que pertenecen el hombre y la familia, que son titulares de derechos, no la Tierra. El hombre es defensor y constructor del planeta, no su depredador o destructor. Tiene prioridad, no despótica, sobre el medio ambiente y el resto de seres vivos. Salvaguarda la vida y los recursos naturales para las generaciones futuras, siendo el principal recurso natural. La ecología, o es humana o no es ecología. Padecemos hoy un ecologismo antihumano por antifamiliar y antinatalista. Es mercancía de contrabando. Diviniza a la Tierra y desacraliza al hombre, rebajándolo de centro del Universo a mero fragmento del Todo; absolutiza la protección de la Naturaleza importándole un rábano que se siegue la vida humana en el seno materno o en la cama de un geriátrico

Posiblemente, del medio ambiente cuide más un pastor de Extremadura que todos los ecologistas de salón juntos. Se les ve el plumero cuando cargan contra Trump y Bolsonaro, callando como vasallos ante la China comunista, que continua construyendo centrales de carbón. Son como sandías, verdes por fuera y rojos por dentro. Es el ecologismo radical, hermano gemelo del feminismo radical, descendientes ambos del comunismo, que sigue al acecho intentando arrebatarle al hombre su alma.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 1 de diciembre de 2019. https://www.elimparcial.es/noticia/207518/opinion/que-garbo-el-de-greta.html

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