Es el Patrón de Dinamarca. Rey cristiano en una era convulsa, Canuto surcaba los mares persiguiendo a piratas y terminó por invadir Inglaterra, llevándose como botín las reliquias de San Albano depositadas en una iglesia de Odense. Cuando se le proclama rey ofrece su corona a los pies del crucifijo. Reprime sublevaciones, lucha contra los estonios, pero al mismo tiempo funda hospitales, construye iglesias y monasterios y visita, consuela y colma de limosnas a enfermos y ancianos.
Unos rebeldes le tendieron una trampa en la isla de Fiona. Tras fingir que se sometían, le cercaron junto a un grupo de leales en la iglesia de San Albano. Se confesó, oró arrodillado ante el altar, perdonó a sus enemigos y se dispuso a librar su última batalla.¿Era posible, entonces, ser rey de Dinamarca y santo? Sí, en un siglo de hierro Canuto hizo lo que pudo para ser un soberano a la imagen de Dios. Considerado un mártir, en 1100 el Papa autorizó su culto.
Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol
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