Mártir muy venerada en Roma, sepultada en el cementerio de la Vía Nomentana, quizás donde estuvo la casa de sus padres, y donde más tarde se erigió una iglesia en su honor, Inés, en otras lenguas Agnese, Agnés, es la doncella del cordero, Agnus, caracterizada por la pureza y la intrepidez. De familia cristiana, a la edad de doce años se consagra a Dios y posteriormente muere por decapitación, por negarse, dicen sin mucho fundamento, a ser conducida a un lupanar donde su cabellera cubrió milagrosamente su cuerpo.
Esta niña, que lo será eternamente, ocupa un privilegiado lugar en la santidad de la Cristiandad. Prueba de ello son el epitafio de San Dámaso, los elogios de San Ambrosio («Va coronada no de flores, sino de gracia y castidad»), los versos de Prudencio y la novela del cardenal Wiseman, Fabiola. En Santa Agnese, iglesia de la plaza Navona, obra de Borromini, se conserva aún su cráneo.
Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.
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