El voto sutil

“No es importante a qué partido se vota, es más importante a qué partido no se vota”. Palabras pronunciadas en 1946 durante un mitin universitario por Ernst Benda, estudiante en la Universidad Humboldt de Berlín Este y presidente de la Asociación de Estudiantes del Partido Cristiano Demócrata. Este Partido, la CDU, estaba dividido entre una facción prooccidental y antisoviética, dirigida por Konrad Adenauer en el Oeste, y otro grupo liderado por Jakob Kaiser en el Este, cuyos miembros creían que todavía era posible alcanzar un acuerdo entre ambas zonas y evitar así la división de Alemania. Todo el mundo entendió lo que Benda quiso decir con sus palabras: O se estaba a favor o en contra de los comunistas. Si estabas en contra, daba igual lo que fueras.

Antes de finalizar la II Guerra Mundial, Stalin advertía a su camarada búlgaro Dimitrov, padre de los frentepopulares, que la alianza entre nosotros y la facción democrática de los capitalistas solo funciona mientras sirva para evitar el dominio de Hitler, pero en el futuro nos enfrentaremos también a esa facción de capitalistas. En efecto, luego vendría el axioma estalinista, que lamentablemente aún perdura entre ese sanchismo alérgico a la democracia: “Quienes no están con nosotros están contra nosotros y son fascistas”. Se ve que Gabilondo es un liberal. Tras la alianza entre la socialdemocracia y el comunismo, editorializaba el Neues Deutschland, periódico del Partido Comunista de la Alemania del Este: “No es un sistema monopartidista, sino la consolidación de un frente antifascista unido. Junto a este partido no habrá sitio para ningún grupo escindido”. En su diario, la periodista alemana Ruth Andreas-Friedrich escribió: “No es un sistema monopartidista, pero tampoco hay sitio para ningún otro partido”. Pura dictadura, pues.

Por entonces, los Partidos comunistas, muy reducidos en los Estados orientales de Europa, fueron ganando un poder muy superior a lo que representaban, procurando hacerse con un control totalitario en todas partes. En Bulgaria, tras la victoria de la coalición de izquierdas, los comunistas disolvieron los partidos no comunistas de la coalición y asesinaron al único oponente real: Nikola Petkov, después de que Stalin dijera a Dimitrov: “las elecciones han terminado en Bulgaria y su oposición puede irse al diablo” . En los países ocupados por el Ejército Rojo, la definición de fascista se fue ampliando hasta incluir a cualquiera que no fuera de la cuerda de los ocupantes soviéticos. Cada vez que la palabra expandía su significado se llevaban a cabo detenciones.

No sin razón pronunció Churchill su famoso discurso en Fulton, el 5 de marzo de 1946: “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero”. Los bolcheviques desarrollaron una peculiar teoría de la sociedad civil consistente en desconfiar absolutamente de la sociedad civil. En una sociedad socialista la esfera pública debía ser unitaria y unívoca. Desestimaban la noción burguesa de discusión abierta y detestaban las asociaciones independientes de cualquier clase a las que se referían como divisiones “separatistas” o “sistemas de casta” (les suena, ¿verdad?), dentro de la sociedad . No podía existir una organización apolítica. Todo era político. Y si no era abiertamente político, entonces era político en secreto. El que fuera presidente de la Alemania del Este, Walter Ulbricht, siempre decía: “Tiene que parecer democrático, pero todo debe quedar bajo nuestro control”.

El voto útil no es el voto al mal menor, sino al mayor bien posible. Votar sutilmente es votar con inteligencia. Comunismo o Libertad.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 28 de marzo de 2021. https://www.elimparcial.es/noticia/223631/el-voto-sutil.html

Ven a defender la libertad en Libercast https://www.youtube.com/@libercast.oficial/videos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *