Natural de Alejandría, Apolonia era diaconisa (mujeres que en la primitiva Iglesia se ocupaban del cuidado de los pobres). Ya de avanzada edad, según la Leyenda Aurea fue «virgen venerada a la que adornaban las flores de la castidad, la austeridad y la limpieza de corazón».
En un tumulto contra los cristianos quisieron persuadirla de que sacrificase a los dioses y ante su firme negativa la torturaron golpeándole en el rostro hasta arrancarle los dientes. Por eso, se la suele representar con unas tenazas en la mano como las que utilizaban en la antigüedad para las extracciones. Santa Polonia fue muy popular en otros tiempo porque se la invocaba contra el dolor de muelas.
Luego de desdentarla, sus torturadores prendieron una hoguera amenazándola con quemarla viva si no apostataba. Cuentan que tras recogerse en una corta plegaria, se arrojó al fuego y en él muere, dejando atónitos a los gentiles que vieron el desprecio que la santa sentía por la vida. Ella pensaba más en Dios que en su posible ejemplaridad humana.
Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.
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