San Benito el Negro (1526-1589)

Siciliano de nacimiento y negro de piel, hijo de unos esclavos africanos que trabajan en una propiedad cercana a Messina, Benito nació esclavo como ellos y de niño fue pastor. Su amo le dio la libertad y a los veintitrés años se unió a un grupo de eremitas franciscanos, convirtiéndose en un fidelísimo seguidor del santo de Asís. Después de que el grupo se dispersara en 1564, Benito fue aceptado como hermano lego en un convento de Palermo, y como no sabía leer ni escribir se le confiaron las tareas de la cocina.

Fue un cocinero singular por su admirable piedad, por su humildad y por las curaciones prodigiosas que prodigaba. Su singularidad se puso de manifiesto en 1578 cuando a pesar de ser lego y analfabeto, se le eligió superior. Costó mucho convencerle de que aceptara, y luego tal vez más de un fraile se arrepintió de haberle convencido, porque San Benito impuso la interpretación más estricta y austera de la regla franciscana.

Más tarde fue maestro de novicios y, al parecer, otra vez cocinero, que era lo que el prefería, un santo literalmente entre pucheros, asediado por multitudes de enfermos que invadían la cocina conventual pidiéndole sanación con su infalible oración entre el vaho de las cacerolas.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol

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