¡Viva yo! (Pedro Sánchez)

Nada más escribir Sánchez su extravagante carta (haciendo llorar a otro Pedro, Almodóvar, ¡angelito!) se desplomaron las aspas del molino centenario que decora la fachada del mítico Moulin Rouge de París. Como si se tratase de una margarita que empieza a deshojarse en Francia, también en España se activó el proceso de deshoje que ha de finalizar en un sí o un no “merece la pena”. Ignoramos el resultado. Podríamos vaticinar si dimitirá o no como presidente del Gobierno, aunque nos inclinamos por que a Sánchez le sucederá Sánchez.

Lo que sí sabemos es que con su carta, Sánchez ya ha dimitido de la política, entendida ésta como una noble actividad consistente en no pensar en sí mismo, sino en los demás. Un político deja de serlo cuando se preocupa más por lo suyo que por lo ajeno. También  sabemos que más que una carta, ha dictado un bando de guerra, valiéndose de dos recursos impropios de la política y muy útiles en la demagogia: el victimismo y el emotivismo, asentados, además, sobre la palanca de su hipocresía: “No quieras para otros lo que no quieras para ti”. Si no quieres bulos sobre tus cercanos, tu no propagues bulos sobre los cercanos a otros.  

En el aire, moviendo las aspas, meciendo las margaritas, permanecen las presuntas presiones de afuera por supuestos episodios de espionaje telefónico. Pero también se olfatea cierta frustración interior tras varias elecciones generales sin superar en escaños a González ni a Zapatero, y con continuas derrotas electorales. Añádase un descomunal enfado por tantos abucheos y pitidos padecidos en la calles y plazas españolas. ¡Qué desagradecida es España que se niega a reconocer la magnífica labor de su providencial caudillo! El “acoso y derribo” indicado en la misiva como causa del deshoje de la margarita no es creíble. Resulta inconcebible que el autor de Manual de resistencia y Tierra firme, pueda “desfallecer” y verse obligado a reflexionar cinco días por una endeble denuncia contra su mujer. Mejor haber esperado al archivo y así salir más reforzado. Es lo que tiene obrar en caliente, una temeridad. A no ser que…. En fin, claudicar ahora sería tanto como rasgar las hojas de su Mein Kampf. Una incoherencia.

El que fuera primer presidente de la República Checa y opositor al comunismo soviético, Vaclav Havel, advertía de que “las democracias corren el riesgo de ser como un juego virtual para consumidores, en vez de un asunto serio para ciudadanos serios. Hoy se habla de  marketing político más que de ciencia política”. Sánchez está siendo el político menos serio y más frívolo que hemos tenido en democracia. Henchido de narcisismo y adicto al artificio, a él siempre le fascinó ser el epicentro del mundo. Y casi lo está logrando. Ser como el niño en el bautizo, el muerto en el entierro y, más que el novio en las bodas, ser como el inevitable tonto de las bodas castizas, ese que, según el maestro Ruano, grita de repente “¡Viva yo!”

Fuente gráfica: El Debate

Libercast:

1 comentario en “¡Viva yo! (Pedro Sánchez)

  1. Miguel Angel Garcia

    La carta incita a una nueva guerra civill.
    No escribió la tesis, ni los libros de resistencia. Lo que tampoco ha hecho es leerlos!

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