5 de junio. San Bonifacio (680-755)

Anglosajón de Wessex que al hacerse benedictino cambió su nombre de Wynfrid por el de Bonifacio, el que hace el bien, hasta los cuarenta años vivió como monje en Exeter y más tarde en Nursling, cerca de Southampton, dedicado al estudio, a la enseñanza y a la predicación. Compuso la primera gramática latina escrita en Inglaterra. Allí tenía fama de hombre de gran saber y de piedad.

Su vida cambió por completo en el año 718 cuando el Papa Gregorio II le envió a evangelizar a los germanos, y entonces empieza a desplegar una actividad trepidante que le iba a hacer recorrer Hesse, Baviera, Westfalia y Turingia, predicando, bautizando, fundando monasterio como el de Fulda y organizando la naciente Iglesia entre aquellos pueblos paganos. Fue vicario apostólico con sede en Maguncia, presidió concilios y ungió, en nombre del pontífice, al rey Pipino el Breve, que colabora con él.

Ya septuagenario, en vez de buscar el reposo, decidió evangelizar personalmente en tierras de Holanda, la Frisia, y allí, junto con unos misioneros, fue martirizado en Dokkum por unos paganos. Su sepulcro, que se venera en Fulda, es el gran santuario alemán donde su figura es recordada como unos de los grandes maestros de la fe que hicieron la Europa actual.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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