27 de junio. San Cirilo de Alejandría (380-444)

En el año 412, cuando sucede a su tío Teófilo como obispo de Alejandría, le vemos con una intransigencia poco simpática: expulsa a los judíos, cierra los templos donde ha habido brotes de herejía, aplasta a los rebeldes, y, más aún, se enemista con multitud de monjes e incluso con el prefecto imperial. Evidentemente lo suyo no era la diplomacia.

Y en el Concilio de Efeso (431) hace condenar la doctrina de Nestorio, patriarca de Constantinopla que declaraba inaceptable el término de Theotokos o Madre de Dios. Efeso se pronunció solemnemente sobre el misterio de la Encarnación contra Nestorio, y nuestro Cirilo pasa a la historia como el gran defensor de la maternidad divina de María. Empezamos a comprenderle: no se discutía un bizantinismo teológico sino algo fundamental que todos recordamos en el Avemaría: «Santa María, Madre de Dios».

Fue, sin duda, mejor teólogo que obispo, es posible que hubiese podido defender de igual manera la ortodoxia sin ser tan extremado en sus actitudes, pero es que los santos distan mucho de ser impecables, y sus defectos, sus exageraciones son la garantía de su condición humana. En Efeso, San Cirilo tenía miel en los labios al hablar de Nuestra Señora.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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