12 de agosto. Santa Clara de Asís (1194-1253)

A los Condes de Sasso Rosso les sobraban buenos partidos para su hija Clara, pero la joven quería seguir las huellas de aquel extraño loco espiritual que había escandalizado a todo Asís, Francisco, el hijo del pañero Bernadote. Clara, doce años menor que él, fue a verle en secreto para pedir su ayuda, y una noche de primavera, junto con su prima Pacífica, se presentó en la Porciúncula, donde Francisco le cortó solemnemente los cabellos antes de que la acogieran las benedictinas de Bastia.

Luego se les unió la hermana de Clara, Inés, y eran dieciséis hermanas las que se instalaron en San Damiano, en el mismo Asís, con una regla muy parecida a la de los frailes que Francisco escribió para ellas. La orden segunda se aprobó en 1215, Clara recibió el título de abadesa de San Damiano y las «señoras pobres», como se las llamaba, se extendieron por toda Europa. Las clarisas querían ser como mendigas para vivir sólo de limosna, y aun de limosnas de poca consideración, rechazando los panes enteros y sin aceptar más que mendrugos. Cuando el Papa quiso suavizar esas normas, Clara defendió apasionadamente su pobreza como otras hubieran luchado por conservar el mayor de los bienes.

Santa Clara rigió su comunidad cuarenta años con un espíritu de humildad, de fervor y de servicio que admira a sus biógrafos. A su muerte le asistieron León, Ángel y Junípero, tres de los más auténticos franciscanos, y fue canonizada muy pocos años después.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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