Tirolesa de Rattenberg, hija de labriegos sin fortuna, Notburga fue cocinera en el castillo del conde Enrique de Rothenburg, y más tarde sirvió en una casa de labranza de un granjero de Eben. Como ella pedía hacer una pausa en su labor para rezar el Ángelus, y como el tal granjero se negó a concederle unos minutos para sus devociones, la hoz que manejaba Notburga quedó milagrosamente suspendida en el aire.
Como también Santa Zita, Notburga es patrona del servicio doméstico sólo que en el Tirol y la Baviera. Nos la imaginamos con las manos agrietadas y callosas entre las ahumadas paredes de las cocinas de antaño, en la pocilga o en el corral, si no dedicándose a las rudas tareas del campo. Sin duda para ella lo de que Dios también anda entre los pucheros fue algo más que una metáfora.
Sus restos, muy venerados en la región, descansan en una capilla de Eben. A Santa Notburga se la suele representar vestida de campesina tirolesa, y sus atributos son la gavilla, la hoz y una cántara de leche.
Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.