Solía decir el Sabio de Hortaleza, Luis Aragonés, que del subcampeón no se acuerda nadie. En efecto, todos los focos alumbran al vencedor, Donald Trump. Pero sirvan estas líneas para acordarse de la vencida, Kamala Harris. La tenebrosa ama de llaves de esa horrible y tétrica mansión global en la que se quiere encerrar a toda la Humanidad: la Agenda 2030. Un endiablado proyecto con una gobernanza y una ciudadanía mundiales basado en una pseudo religión mundial: la sostenibilidad. Este remilgado y pretencioso término, tan manoseado hasta las náuseas, que aún fascina a una alegre y confiada progresía y excita permanentemente a los dementes del movimiento woke, los camisas pardas del siglo XXI.
De haber alcanzado Harris la Casa Blanca, se habría consolidado en Estados Unidos el proceso de remodelación cultural iniciado por el grotesco Joe Biden. Y toda una tropa de ingenieros sociales habría completado y ejecutado el diseño de nuevos modelos de deconstrucción cultural, marginando a aquellos grupos sociales discrepantes y tachándolos de incompatibles con la dinámica del progreso. Con la derrota de la candidata del Partido Demócrata, cada vez menos demócrata y más socialista, la nación americana parece revertir una inquietante trayectoria que enfilaba hacia su autodestrucción y también a la del propio Occidente. Aquella tendencia iniciada en la década de los sesenta a consecuencia de las nefastas teorías difundidas por la Escuela de Frankfurt en tres grandes áreas: familia, educación y cultura. A esta fatídica década se refiere el historiador inglés Paul Johnson en su libro Intelectuales como “una de las décadas más cruciales de la historia moderna en todos los países del primer mundo. Afectó el cambio a casi todos los aspectos de la vida social, cultural y sexual. Cambio cuyo intento era la eliminación virtual del fundamento cristiano de la sociedad y su reemplazo por la búsqueda universal del placer”. En España, el filósofo Julián Marías escribe en La España real: “Es muy posible que en el siglo próximo haya en los libros de historia algún capítulo que comience con estas palabras: Hacia 1960 o 1965 los europeos y los americanos empezaron a no exigirse a sí mismos”.
Harris es producto de aquellas disolventes teorías que postulaban el relativismo, el hedonismo o el permisivismo creando una mentalidad antioccidental y tendente a la destrucción de la misma civilización occidental. El 18 de marzo de 1993, cuando Kamala era una mujer a punto de llegar a la treintena, el diario norteamericano The Wall Street Journal publicó un editorial contra el permisivismo de la sociedad americana señalando 1968 como inicio del decaimiento moral de Estados Unidos. En su libro El dogma woke, la escritora norteamericana Noelle Mering explica cómo los postulados de la Escuela de Frankfurt, en particular la llamada “teoría crítica”, se diseminan por los campus universitarios americanos con el objetivo de corroer la fe de los estudiantes en los pilares de la cultura occidental para así socavar la futura estabilidad de esa cultura. El hecho de hacerlo desde las propias instituciones académicas y no desde organizaciones explícitamente políticas, no levantaba tantas sospechas, y los agentes de esta operación gozaban así de una mayor libertad de movimientos. La teoría crítica según Mering no tiene como meta el conocimiento, sino el cambio. Los educadores se convierten en activistas que adiestran a legiones de estudiantes en un espíritu revolucionario que somete todo a la crítica. Hay que inspeccionarlo todo. Ello trae consigo la politización de cada uno de los aspectos de la sociedad, “desde el deporte hasta el modo de hacer calceta”. Concluye Mering que la teoría critica ha sido la base de la educación de élite en Estados Unidos desde la década de los sesenta, La eficacia y el fervor de aquellos maestros y discípulos (la candidata derrotada fue alumna aventajada), ha desembocado en el movimiento woke de nuestros días con sus tres dogmas: mengua de la persona, rechazo a la razón y desprecio de la autoridad. Justo lo contrario a la triada autoridad-tradición-religión, expuesta en 1956 por Hannah Arendt en La autoridad en el siglo XX, y que ha constituido los cimientos de la civilización cristiana occidental. Afortunadamente, la derrota de Kamala Harris ha acarreado la caída de aquellos tres dogmas. Por ahora, pero la contienda cultural continúa.
Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario El Imparcial el 13 de noviembre de 2024. https://www.elimparcial.es/noticia/276469/opinion/los-dogmas-culturales-de-kamala-harris.html