El incongruente

Las mayores críticas a un Gobierno de coalición PSOE-Podemos sostenido por el apoyo de separatistas han sido pronunciadas por socialistas. No solo por ilustres veteranos del PSOE, no solo por sus barones autonómicos, no solo por ministros del propio Gobierno; también por el mismísimo Pedro Sánchez, quien no podía conciliar el sueño con miembros de Podemos sentados en el Consejo de Ministros. El progresismo tiene en la hemeroteca a su peor enemigo y en la incongruencia a su mayor vicio.

A finales del XIX, Angel Ganivet dirigiéndose a Miguel de Unamuno escribe en El porvenir de España que “la alianza entre regionalismo, socialismo y lo que se llama carlismo popular suena a cosa incongruente y, sin embargo, es la forma política en la nueva generación y es practicable dentro del actual régimen”. Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo, decía George Santayana. Para ello debiera servir la memoria histórica. Aprendizaje para cerrar y no reabrir heridas.

Este Gobierno contrahecho no era deseado por la mayoría de los ciudadanos, “el 95% de los españoles”, según el presidente incongruente. Más de 11 millones lo rechazan de plano. De entre los votantes socialistas, gran número de ellos no lo hubieran sido, de haber conocido las intenciones del candidato de la incongruencia a presidir una pesadilla de Gobierno. Muchos de quienes se abstuvieron o votaron en blanco o nulo, otros 11 millones de españoles, ya habrán reparado en lo gravemente perjudicial que para el conjunto de la sociedad puede resultar mostrarse indiferente frente a cualquier extremismo que altere equilibrios conseguidos tras duras experiencias. Son más los españoles responsables que aquellos a quienes les “importa un comino la gobernabilidad del país”.

Lo peor no es tener un presidente del Gobierno huérfano de verdades y nutrido de embustes e incongruencias, para quien el fin justifica los medios. Más grave aún es soportar a un Gobierno para destruir más que construir; dividir más que unir, retroceder más que avanzar, despilfarrar más que economizar. Un Gobierno para el cual palabras como “España”, “Monarquía”, “Constitución” o “Poder judicial” son tabú. Ante las elecciones generales del 2015, Pablo Iglesias afirmaba su deseo de ganar aquellos comicios con el objetivo de “iniciar un proceso constituyente para abrir el candado del 78 y poder discutir de todo”. El comunismo, que tiene fases de calma e inactividad que solo los avisados saben que son aparentes, siempre ataca la libertad al propugnar una subversión total de la sociedad utilizando a su conveniencia formas democráticas.

Una vez instalado en el poder los comunistas toman todas las medidas necesarias para que nadie pueda desalojarlo de él. Hay que resistir y defender la libertad ante la agresión de este tipo de fuerzas políticas, lo mismo si se realiza abiertamente, que por medio de una penetración sutil. Vienen tiempos de muchas lecturas y poca televisión, de denuncia constante ante el mínimo quebranto de derechos y libertades, de crítica elegante pero acerada a la incongruencia y, también son tiempos de abundantes plegarias.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 12 de enero de 2020. https://www.elimparcial.es/noticia/208863/opinion/el-incongruente.html

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