Memoria no, verdad histórica

En España se retrasan la hora y las sentencias. Con un fallo judicial se arma una moción de censura para desalojar a un Gobierno. Retardando otro fallo se apuntala a un partido estancado en las encuestas y amenazado por corrupción. La Judicatura usada como actor político y sus sentencias arrojadas como armas políticas. El Supremo juzga con unanimidad por temor a que venga Paco con las rebajas desde Estrasburgo. Los golpes de Estado ya no son rebeliones sino ensoñaciones. Aquella sentencia del 23-F, sin rebajar penas ni estatura moral, nos despertó de la pesadilla de pronunciamientos decimonónicos. La sentencia del GAL interrumpió el sueño socialista de cien años de honradez.

Con cuarenta años de retraso, España cumple consigo misma. Es la gran campanada de Sánchez. La gesta de la Transición y la reconciliación son para él los cuartos. El Gobierno nos libera de una afrenta moral transportándonos en helicóptero desde una caricatura de Estado de Derecho a otro auténtico. Lo que no hizo González con mayoría absoluta de 202 diputados, lo hace Sánchez con 500 periodistas. Hasta los embusteros necesitan un lenguaje que les permita mentir con precisión. Pero Carmen Calvo ha sido excesivamente imprecisa. Se ha visto por televisión. Por televisión los españoles observamos asombrados cómo la policía cumpliendo con su deber parte hacia el sacrificio sin la esperanza de verse apoyada por un Gobierno fuerte. Desde la República de Weimar no se vio tanta permisividad ante cuadrúpedos nazis. Lo peor no es el descrédito de un gobernante que reclama moderación y proporcionalidad escoltado en Barcelona con subfusil, sino el desprestigio de toda una nación.

Sánchez imparte lecciones de democracia cuando ésta le cabe en un bolsillo. Según su manual de memoria histórica, con Franco ya en Mingorrubio, el régimen del 78 enlaza directamente con la II República del 31. Contra aquél régimen se conspiraba tanto en los cuartos de banderas como en las Casas del pueblo. Los escasos republicanos que lo defendieron sabían que no prosperaría, abatido por la dictadura del sable o por la dictadura del puñal. En 1934, con su firme determinación un Gobierno verdaderamente republicano hizo fracasar gracias al Ejército el intento golpista y revolucionario del socialista Largo Caballero y del independentista Companys. El Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 7 de octubre de 1934 dice así: “El Presidente del Consejo de Ministros tiene el honor de dirigirse a los españoles: A la hora presente, la rebeldía que ha logrado perturbar el orden público, llega a su apogeo. En Cataluña, el Presidente de la Generalidad, con olvido de todos los deberes que le impone su cargo, su honor y responsabilidad, se ha permitido proclamar el Estat Catalá. El alma entera del país entero se levantará a ponerse al lado del Gobierno para restablecer, con el imperio de la Constitución, del Estatuto y de todas las leyes de la República, la unidad moral y política que hace de todos los españoles un pueblo libre…” Gracias al Ejército. Verdad histórica a memorizar sin retraso.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 27 de octubre de 2019. https://www.elimparcial.es/noticia/206366/opinion/memoria-no-verdad-historica.html

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