Puigdemont atiza a la piñata de Sánchez

A Felisa le costaba horrores salir estos días a la calle. Estaba inquieta, demudada y temblorosa. Debía ir a comprar al súper, pero se echaba atrás. Otra vez aguantar las miradas desaprobatorias de sus vecinos. Otro día sufrir el desprecio de personas conocidas que se cambiaban de acera para evitar saludarla. Sinceramente, estaba harta. Agarró el móvil que estaba sobre la mesa camilla y marcó el número de su hijo.

  • ¿Qué tal mamá? ¿Qué pasa?
  • ¿Que qué pasa? Pues que el desgraciao de tu presidente me va a arruinar la vida en mi propio pueblo. Si ya se había aplacao lo de la amnistía, ahora vuelvo otra vez a estar en la picota con el despiporre que habéis montao en el Parlamento.
  • ¿Es que alguien te ha dicho algo? ¿Se han metido contigo? ¿Dime quién ha sido que lo empuro?
  • ¡Qué vas a empurar tú! Si sois incapaces de empurar a un sinvergüenza que se está riendo de vosotros y de toda España. Pero ¿dónde tenéis el orgullo? ¿dónde vuestra dignidad?
  • Bueno mamá, que ya hemos hablado de esto antes. Esto es política y la política tiene sus intereses que, a veces, la gente corriente no entiende. Y menos ahí en el pueblo, con tanto cazurro, y encima, la mayoría de VOX. Ya te lo he advertido varias veces. No hables con ellos.
  • Ya salió el VOX, hombre. Te pareces al payaso de tu presidente, siempre con el VOX y la extrema derecha en la boca. Pero si el cernícalo del Puigdemont es de extrema derecha. O es que te crees tú que es un socialista. Vamos, ese no es ni demócrata. Al tipejo ese la democracia le cabe en un bolsillo, pero de los cerilleros. Ese es tu problema, hijo, que la gente te engaña y ni te enteras.
  • Mamá como sigas así, cuelgo. Te recuerdo que eras tú la que me animabas a meterme en política y ahora que lo he conseguido, y con grandes expectativas futuras, me afeas mi situación.
  • Pero yo te animaba a que fueras un político honesto, de esos que van de frente y se visten por los pies, pero no un político paniaguao, porque eso es lo que eres tú y los demás diputaos socialistas, unos paniaguaos. Estáis ahí aguantando carros y carretas por el sueldo. No tenéis vergüenza. ¿Expectativas, dices? No tienes ninguna. Estás acabado. Igual que ese chulo de Sánchez.  No se entera de na. Cedió con la amnistía, cedió el otro día para no quedar abochornao y seguirá cediendo, porque el tocomocho le va a chupar la sangre. Hoy mismo, el muy ingenuo, sale en una entrevista en el periódico y dice que los independentistas ya no discuten sobre la independencia, sino sobre el IVA del aceite o del transporte. Ja Ja Ja. ¡Pero alma de cántaro! si la Nogueras esa, que parece la Crueladevil te dijo en tu cara que si quieres los votos debes pagar lo que debes, ¿Y que debe? ¡eh hijo! ¿Qué debe? Pues el referéndum para la independencia.
  • ¡Mama déjalo ya! Tengo que colgar. Mañana iré a verte. Si alguien te molesta, ¡llámame¡
  • A mí el que me molesta es Sánchez. Perdona que me encienda pero no puedo con él. No te preocupes por mí. Adiós hijo.

Felisa se encontró más calmada, como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Ya más decidida, se puso el abrigo y se echó a la calle. Mientras cerraba la puerta, se cruzó Marcela, la del herrero. Se saludaron. Buenos días. Buenos días.

  • ¿Qué te cuentas Marcela?
  • Pues que tengo mucha desazón Felisa, porque me empieza a dar lástima de ese pelele en que se ha convertido Sánchez en manos de Puigdemont. Pobrecito, si parece una piñata a la que los independentistas atizan un porrazo tras otro.

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