Obispo de Ruán, Pretextato, de carácter cándido, sufrió la crueldad del trono merovingio compuesto por Chilperico y su esposa Fredegunda, ya que el monarca lo acusó de traición debiendo comparecer en París ante un concilio en el que se defendió con tal sinceridad que no hubo pruebas concluyentes contra él.
El rey tuvo que idear otra artimaña. Pidió a los prelados más dudosos que aconsejaran a Pretextato que se declarase culpable, por ser esa la única manera de que aplacar su ira, y que solo así, se mostraría magnánimo perdonándole la vida. El obispo, poco cauto, cayó en la trampa, fue depuesto con infamia, recluido en una mazmorra y desterrado finalmente a la isla de Jersey.
En 584, Chilperico fue asesinado y el obispo volvió con todos los honores a Ruán, en cuya catedral le asesinó un sicario por orden de la vengativa Fredegunda. Su debilidad se transformó ante la muerte con un actitud digna y firmísima. Es arquetipo de lúcido valor.
Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol
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