Nacido en el condado de Cardigan, el santo nacional de los galeses, Dewi, así era su verdadero nombre, pertenecía a la familia de los reyes de Cambria. Discípulo indirecto de San Germán de Auxerre, peregrinó a Jerusalén y a su regreso fue consagrado obispo de la antigua Menevia, hoy Saint David, en el condado de Pembroke.
Fundó una docena de monasterios, comunidades muy estrictas, de ahí que a San David se le conociera como el waterman, el hombre del agua, el abstemio. Participó con relevancia en el Concilio de Cardigan, en el que se le reconoció como primado de Gales.
En cierta ocasión, predicando San David en un sínodo contra los pelagianos, la tierra se levantó bajo sus pies y la paloma del Espíritu Santo fue a posarse sobre su hombro, manifestándose así visiblemente que por su boca hablaba la verdad. En el año 962, sus reliquias se trasladarían a Glanstonbury extendiéndose su culto por Gales del sur y la Bretaña francesa.
Fuente: La casa de los Satos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.