5 de marzo. San Focas (… – ¿320?)

Este nombre no sonaba raro en Oriente, en donde lo llevó un emperador bizantino. Y hay varios santos llamados así. Focas fue un hortelano de Sinope que vive en las afueras de la ciudad, trabajando su huerto. Era alegre, acogedor y hospitalario como pocos. Al decretarse una persecución contra los cristianos, no se altera lo más mínimo, no huye, sino que sigue con su vida de siempre, como si la cosa no fuera con él, ya que uno de sus rasgos más característicos es la serenidad o, mejor dicho, la sangre fría.

Llegan a su cabaña unos soldados que no le conocen, y él, según su costumbre, les invita a entrar y les sirve de comer. Al preguntarles qué les trae por allí, le responden que buscan a un tal Focas, hortelano, y que su misión es quitarle la vida por hechicero y encantador. Ellos le proponen que si ayuda en la captura, recibiría una recompensa y honores.

Focas sigue sin inmutarse y les responde que conoce muy bien al hombre que buscaban, asegurando que lo pondría en sus manos, pero ahora era mejor que descansaran, pues él se encargaría de todo. Se marchó para cavar su propia sepultura y disponer sus últimos preparativos. A la mañana siguiente, se presentó ante sus perseguidores diciendo que él era quien andaban buscando. Los soldados no sabían qué hacer con él, pero finalmente cumpliendo órdenes le cortaron la cabeza. San Focas parece un personaje sacado de una película de Hitchcock, con su singular sentido del humor negro que revierte en santidad.

Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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