9 de abril. Santa Casilda de Toledo (siglo II)

Se supone que era hija del rey moro de Toledo, Aldemón o Almamún. Casilda, adaptación castellana del árabe «Casida», era una princesa muy compasiva que se apiadaba de la suerte de los cautivos cristianos. La tradición cuenta que daba de comer a los presos llevándoles comida en los pliegues de su vestido. Al sorprenderla su padre y preguntarle qué ocultaba entre sus ropas, ella dijo que rosas, y en flores se convirtieron las viandas. Así la inmortalizó Zurbarán en un bello lienzo.

Era ya cristiana de corazón por el trato con aquellos cautivos, pero ¿cómo iba a bautizarse en Toledo? Comenzó a padecer flujos de sangre que ningún médico acertó a curar. Una voz del cielo dijo a Casilda que sólo sanaría bañándose en el lago de San Vicente que hay en tierras de Briviesca. Aldemón consintió el viaje de su hija y ésta tras bañarse y sanar su mal, se bautizó e hizo construir una ermita en aquel mismo lugar donde vivió santamente hasta su muerte.

«La virgen mora que vino de Toledo», muy venerada en Burgos, reposa en aquel cerro que domina un valle, lugar de peregrinación durante siglos y que no deja de frecuentar la piedad de nuestros contemporáneos. Santa Casilda se invoca contra el flujo de sangre, y dicen que basta que una mujer pruebe las aguas del lago y eche una piedra en él para tener asegurada la descendencia.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol

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