Hijo del rey Leovigildo, Hermenegildo era gobernador de la Bética en 573 cuando influido por su mujer y por el arzobispo San Leandro, abjura del arrianismo y se hace católico. Luego, se rebela contra su padre, pide ayuda a los suevos y a los bizantinos, y se titula rey. Los aliados le abandonan, Leovigildo toma Sevilla, Hermenegildo cae en sus manos y, tras resistirse heroicamente a renunciar a su fe, es asesinado en Tarragona.
En tan remoto laberinto, sólo se advierte una luz clara; alguien muere por la fe de la Iglesia. Así lo proclama mil años después Sixto V al canonizar a San Hermenegildo, y Góngora apela a toda la fastuosidad de su lenguaje para describir la gloria celestial del mártir: «En tanto que tú alcanzas ver a Dios, vestir luz, pisar estrellas».
Fuente. La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.
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