9 de mayo, San Gregorio ostiense (siglo XI)

Procedente de Ostia, Roma, Gregorio fue un obispo que vivió durante un tiempo en Navarra, tal vez como legado del Papa. En el año 1039, estaba en Nájera, capital del reino, y ya causaba admiración por su bondad, su sabiduría y sus milagros. Uno de ellos, haciendo desaparecer una plaga de langostas, explica que se le invoque en casos parecidos. Por eso, el relicario de su cabeza en una urna de plata es llevado a menudo por tierras navarras y riojanas para proteger el campo. De ahí la frase hecha: «Andar más que la cabeza de San Gregorio«. Muy venerado en Navarra y La Rioja, el santo debió morir en Logroño.

Su vida se cruza providencialmente con la de un hombre que buscaba a Dios con una gran ansiedad y que era rechazado en todas partes, Santo Domingo de la Calzada, que fue paje y discípulo de San Gregorio, iniciándose en la vida religiosa junto a éste. Por eso, a su muerte, el casi desconocido obispo de lejanas tierras dejo en herencia a los españoles, más que sus prodigios y las grandiosa basílica erigida en su recuerdo en Los Arcos, entre Estella y Viana, el prodigio viviente de otro gran santo.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol

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