31 de julio. San Ignacio de Loyola (1491-1556)

Inmenso personaje de la historia humana. Uno de los hacedores del mundo moderno. Soldado que vive su ideal con ímpetu irresistible, símbolo de una Iglesia luchadora que no se resigna a la pasividad y que pelea por la gloria de Dios. Un militar siempre de servicio.

Nace en Loyola, cae herido en Pamplona, hoy en medio de una calle una placa recuerda el lugar, luego Montserrat, Manresa, Montmartre en París, por fin Roma… Como buen soldado, sacrifica en la batalla todo lo suyo, empezando por su nombre.: en Roma Iñigo suena a raro, y elige uno universal, el de San Ignacio de Antioquía. Es la aplicación onomástica del todo para todos de San Pablo, romanos en Roma, chinos en China, guaraníes en el Paraguay, despojarse de lo que legítimamente les pertenece, nación, lengua, nombre, identidad para sus altos fines.

Un buen general pide resultados y así el genio de San Ignacio de Loyola y el de su Compañía se relaciona siempre con aspectos prácticos: confesionarios y dirección espiritual, ejercicios y cultura, escuela y propaganda, predicación e influencia política, un gigantesco reguero de empresas visibles en la tarea de transformar el mundo. Pero aunque tan metido en la Historia, rehaciéndola para que se parezca más a Dios, nunca pierde de vista que no es él ni los suyos quienes se salvan, sino el Espíritu.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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