5 de agosto. Santa Afra (… -304?)

Descrita como una joven de Augsburgo, en la Baviera, que al igual que toda su familia se dedicaba a comerciar con su cuerpo. Se dice que cuando la persecución de Diocleciano, Afra acogió en su casa a un obispo extranjero, San Narciso, creyendo que era un cliente más; el santo varón le aclara el motivo de su presencia allí, ella se convierte y cierra el burdel, lo cual provoca iras y una denuncia a las autoridades por cristiana.

¿Cómo es posible que sea prostituta y cristiana?, le preguntan, y le exigen sacrificios a los dioses. La respuesta es fría y razonable: Mi cuerpo ha pecado, que sufra las consecuencias, pero no corromperé mi alma con la idolatría. Fue quemada viva en una isla del río Lech.

Los Cielos no piden antecedentes de honorabilidad antes de abrir sus puertas. Santa Afra, la Africana, patrona de meretrices y arrepentidas, lo es también de las almas del Purgatorio porque murió en una hoguera, símbolo del fuego de las pasiones, entre cuyas llamas volvió a nacer como el Ave Fénix de sus cenizas.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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