5 de septiembre. Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)

Hija pequeña de una familia «con posibles», Agnes Gonxha Bojaxhiu nació en Skopie, capital de Macedonia del Norte. A los dieciocho años ingresó de postulante en las Hermanas de Loreto. Tras hacer los votos en 1931, fue profesora del Colegio Santa María de Entally, al este de Calcuta. Por su devoción a la santa de Lisieux, pidió ser llamada Thérèse, pero al haberlo escogido antes otra mujer del convento, castellanizó su nombre por el de Teresa.

En 1946 sintió que Dios le pedía algo nuevo. Ella mismo lo definió como una «llamada dentro de la llamada». Una misión de caridad extrema frente a los leprosos, lisiados, ciegos, huérfanos…, a los que se entregó completamente desde 1948, primero en Calcuta y luego en todo el mundo. La Santa Sede dio autorización jurídica a las Misioneras de la Caridad para dedicarse a «los pobres de entre los pobres», como dijo su fundadora.

Abandonó su antiguo convento con cinco rupias en el bolsillo. La congregación empezó con trece miembros, y fue creciendo con mucha fe y hondos sacrificios (económicos, pero también de aridez espiritual íntima, calumnias, malentendidos) hasta sobrepasar los cinco mil. La fama de la Madre Teresa sólo fue comparable a la de dos amigos suyos, Lady Di y San Juan Pablo II, que la beatificó en 2003. Esta frase de Santa Teresa de Calcuta refleja su santidad: «Jamás he visto cerrárseme ninguna puerta. Creo que todos ven que no voy a pedir, sino a dar. Hoy día está de moda hablar de los pobres pero, por desgracia, no lo está hablar con ellos».

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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