28 de septiembre. San Wenceslao (907-929)

En checo Václav, es uno de esos santos en quien el poder se cristianiza hasta la propia desaparición que acepta el martirio, como si viese incompatibles las grandezas humanas y el Evangelio, y aunque sin buscarla encontrase la salida de la muerte como el golpe que corta el nudo gordiano.

El joven duque de Bohemia huérfano de padre, se educa en el cristianismo gracias a su piadosa abuela Santa Ludmila, pero vive rodeado de las intrigas y conjuras del partido pagano que encabeza su madre, la perversa Drahomira, mujer como una furia infernal, cuyo favorito es el hijo menor Boleslao. Santa Ludmila muere asesinada, su nieto se decide a tomar el poder y durante unos años, desde su palacio de Praga, da ejemplos de santidad a toda Bohemia: es pacífico, caritativo, mortificado y espiritual. Sólo falta el previsible y sangriento desenlace.

Boleslao le tendió una celada invitándole a su provincia y le hizo apuñalar en el umbral de una iglesia, dicen que pudo defenderse pero eligió ser víctima. San Wenceslao es el santo patrón de Bohemia y de todos los soberanos incómodos con las apariencias y las necesidades de la majestad, porque su reino no era de este mundo.

Fuente: La casa de los Santos. Un Santo para cada día. Carlos Pujol.

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