Archivo por meses: enero 2019

Tecnócratas y cuentistas

No hay política creíble sin presupuestos creíbles. La OCDE, el FMI y la UE formulan reparos a las cuentas de Sánchez. En Moncloa cunde la sensación de que tales organizaciones son el tridente del facherío internacional. Carmen, la de Cabra ha sentenciado: O estáis con nosotros y sois unos demócratas o estáis contra nosotros y sois unos fascistas. Sánchez e Iglesias pactaron unos presupuestos muy sociales situando en el centro a las personas. Otra trola más. El centro, y no precisamente democrático, son ellos. Los expertos en cuentas se dan cuenta de que Sánchez es un cuentista. Los socialistas tendrán que gobernar con los presupuestos de Rajoy. El peor enemigo de Sánchez no es Casado, ni Rivera, tampoco Abascal, ni siquiera Teseo. Es la hemeroteca: O presupuestos o elecciones, clamaba en la oposición. Como presidente, ni lo uno ni lo otro. Solo viajes con que circundar el mundo acumulando postales como evidencias de que un día desgobernó España y cedió sobre Gibraltar.

Los presupuestos del PSOE siempre fueron expansivos, o sea manirrotos. Prestos al despilfarro como planes quinquenales soviéticos, que nunca lograban la eficiencia ni espoleaban la economía. Al contrario, la reducían a escombros. La eficiencia es propia de tecnócratas. Cierto día, a finales de los 50, Manuel Arburúa, ministro de Comercio, le dijo a FrancoExcelencia: solo nos queda gasolina para subir la Cuesta de las Perdices. (Por ahí, se enfilaba hacia Cuelgamuros). Entonces Franco dio carpetazo a la autarquía y mandó llamar a Laureano López Rodó, Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio, auténticos tecnócratas. Aquello fue mano de santo. Eran del Opus Dei. Y con ellos llegó el milagro económico español. Con el disparate de la memoria histórica, recordar aquello pronto nos supondrá el Gulag.

La ministra Nadia Calviño, aspirante a tecnócrata, descendió a cuentista con sociedad instrumental y testaferros incluidos. Como otra Nadia, la Comaneci, que hacía piruetas en la barra fija, la Calviño las hace sobre sus propias cuentas y las públicas e intenta ante Bruselas la cuadratura del círculo. Aunque en Bruselas son más de escuadra y compás. Nadia llegó al Gobierno como alegría primaveral, una rosa fresca. Como el cuadro de Delacroix, pero en lugar de la libertad, ella era la economía guiando al pueblo. Y a Sánchez. Pero mientras Zapatero tenía dos tardes para aprender economía, aunque las desaprovechó, Sánchez no para con el Falcon. Y las rosas van marchitándose. Nadia y la del PSOE. El socialismo, que vino a liberar el solar patrio de las garras del PP corrupto, dijo la sartén al cazo, está infectado de corrupción, agrava el problema independentista, (Borrell es testigo), asusta a inversores y empresarios y aún no da por muerto a Franco. Mientras, Iglesias, tirando de manual stalinista, declara disuelta la cuadrilla de la moción de censura: Los Frentes Populares son la táctica favorita del partido comunista para avanzar hacia el poder flanqueado por unos amigos que a la hora de la victoria resultarán implacablemente eliminados. Y Sánchez, sin un tecnócrata que llevarse a la boca.

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario digital El Imparcial el 25 de noviembre de 2018. https://www.elimparcial.es/noticia/196013/opinion/tecnocratas-y-cuentistas.html

La educación como principio

Amigo lector: Si me preguntaran qué es la educación respondería que nada mejor para representar su esencia como la imagen de un puente sobre un río.

Aguas abajo discurre la formación del hombre. Un recorrido de adquisición de enseñanzas: saberes y conocimientos;  hábitos y prácticas. Río arriba supone una trayectoria colmada de experiencia. La realización del ser humano, que se sabe forjado a base de aciertos y fracasos, y la ofrece como enseñanza al principiante en travesía descendente. Da lo que uno tiene. Y por encima de la corriente, la útil construcción: el puente, que une, conecta y pone en relación al maestro y al discípulo. La educación es cosa de dos: el que enseña y el que aprende. Y entre ellos una correspondencia: de buen trato, atención y cariño. Testimonio y ejemplo. Imitación y seguimiento.

Muchos de los males que nos aquejan en la hora presente tienen su raíz en la educación. El aire que respiramos es necesario para vivir. Lo mismo es la educación para convivir. Sin aire no hay vida. Sin educación no hay convivencia. Resultará necesario descender y ascender por los ríos y tender y cruzar puentes para la ingente tarea de ordenar nuestra existencia. Porque la educación es el remedio superior, el principio ordenador de las demás obras humanas.

Pedro de la Cal: Adiós a un ceramista universal

El pasado 15 de Octubre fallecía en El Puente del Arzobispo, Pedro De la Cal Rubio, insigne ceramista de nuestra región con proyección internacional. Moría como los grandes artistas, al pie de su obra, un mosaico compuesto por piezas de tonos elegantes y matices austeros. Cuentan que su nieto lo halló tendido sobre su cama vestido y con las zapatillas puestas. Como infinidad de mañanas de Domingo, en las que su establecimiento no cerraba, Pedro debía entregar una de tantas y preciosas piezas de barro que sus ágiles y delicadas manos eran capaces, aún, de crear. Pero esta vez no pudo cumplir fielmente su encargo. El destino se lo llevó a las azules moradas, hacia ese azul puro que, junto al rural verde, conforman los tradicionales colores de la alfarería toledana, en un empeño por mimetizar el discurrir del Tajo entre jaras y tomillos.

La región ha perdido a un hijo ilustre. Su querida patria chica, El Puente del Arzobispo, echa de menos su presencia. Familiares, amigos y vecinos lloran la muerte de este artesano del barro que, a pesar de los reveses de la vida, tuvo vigor para dedicarse a su verdadera afición, con plenitud y gran placer. Fabricar cacharros era para Pedro de la Cal un goce. El alfar era su fiel escudero que le ayudaba a vencer la pena causada por la pérdida de sus seres queridos. El horno de leña árabe, del que nunca quiso prescindir a pesar del avance tecnológico, le proporcionó el calor suficiente para secar sus lágrimas. Su vida transcurrió en una perfecta comunión con la cerámica. Su familia también fueron el barro, los cacharros, los atífles, el baño y los pinceles.

Fue único para lograr colores vivos e intensos con los que vestía a sus piezas de cerámica. En algún lugar de los alrededores de su pueblo, junto a las aguas del Tajo, solía entresacar piedras y cantos poco vistosos que, tras metódico proceso de desgaste, mezclaba con sustancias inimaginables, consiguiendo así tonalidades inéditas. Su misteriosa fórmula permaneció en secreto hasta el final. Este artista toledano ha paseado su obra por los círculos más prestigiosos de la artesanía popular, tanto dentro como fuera de España. Hasta hubo un excéntrico millonario californiano que le propuso llevarle consigo a las soleadas tierras de la costa oeste americana, con su alfar incluido, trasladado piedra por piedra. Una clientela de gran exigencia solía visitar su taller adquiriendo todo tipo de piezas de barro. Son muchas las familias pertenecientes a la aristocracia española y a la clase política nacional que adornan sus mesas con vajillas firmadas por Pedro de la Cal.

Luchó infatigablemente porque la cerámica, expresión de un arte utilitario y popular, alcanzase las más altas cotas. Siempre aprovechó cualquier ocasión para promocionar la artesanía de su pueblo. Llegó a codearse con gentes del teatro, contribuyendo al estreno, de la zarzuela Loza Lozana, obra en tres actos con letra de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, y música del maestro Jacinto Guerrero, cuya acción transcurre en el patio de un alfar de El Puente del Arzobispo. ¡Cómo influiría en la obra que el dueño del alfar se llamó Pedro Lozano!  

Nos queda su patrimonio artístico de alcance universal. Su nombre permanecerá imborrable en nuestro recuerdo. En su pueblo existe este viejo dicho “De entre todos los oficios, el más antiguo es el del barro, pues Dios fue el primer alfarero y el Hombre su primer cacharro”. Pedro De la Cal ha vuelto con su Creador y ahora su espíritu, lleno de vitalidad y brío, engalana para siempre el firmamento. Descanse en Paz.  

Artículo publicado por Raúl Mayoral Benito en el diario ABC / Toledo el 20 de octubre de 2000.